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Sovieshuu miró su figura frente al espejo. Era la primera vez luego de tanto tiempo que se permitía apreciarse detenidamente. El emperador Sovieshuu era alguien atractivo, su figura podría ser la envidia de cualquiera. Su sola esencia gritaba el ser parte de una familia royal, aunque esos ojos no parecían ser diferentes a los de una persona consumida por el estrés. El brillo no existía en aquella mirada de color marrón oscuro, mucho menos en aquellas expresiones faciales.
Su fina mandíbula era atractiva.
Todo en él era atractivo y bien y podría el ser parte del equipo de modelaje de alguna marca de ropa demasiado famosa internacionalmente.
──Su majestad── volteó su mirada solo en el espejo pues tenía el reflejo de la puerta que le permitía saber quién era aquel que le llamaba──La emperatriz me ha enviado por usted.
──¿La emperatriz?── en la cena de ese día pudo sentir una extraña atmósfera, quizás pesada y es porque su esposa parecía el estar evitando lo en las conversaciones──Iré de inmediato── aseguró. El joven sirvientes regresó la respuesta a su señora.
Navier tembló ante la emoción.
──¿Está lista la sorpresa?── indagó a ambas acompañantes. Laura era quien más emoción traía encima y es porque deseaba ver la reacción del emperador al obsequio que la misma señora de oriente preparó para él durante todos estos meses──Sovieshuu vendrá dentro de poco, él no debe de sospechar lo que es esto.
──Le aseguró que su majestad ni siquiera se dará cuenta de ello── aseguró mediante tomaba la caja con el obsequio y se lo llevaba consigo misma. Era alguien demasiado tierna, así le pareció a ambas mujeres adultas.
──Le aseguro que va a gustarle── aseguró la condesa mediante tomaba a su señora por su mano──Su majestad va a apreciar su obsequio, mi señora.
Ella lo sabía pero aún así se sentía nerviosa de no ser del agrado de su esposo. Era un estilo totalmente distinto al que él está adaptado a usar, sobre todo aquellos colores nuevos. Solo deseaba que él lo aceptará y usará una sola vez, eso sería más que suficiente para Navier.
──Su majestad, el emperador ha llegado── informó el soldado dando la entrada al de cabello negro. Sovieshuu ingresó a la alcoba de su esposa hallándose la a ella junto a sus dos damas de compañía. Reverenciaron en frente suyo ante su respeto.
──Bienvenido, su majestad, le agradezco que halla aceptado el venir a verme── era una nueva Navier, su actitud extraña no parecía tenerla más y ahora solo poseía una bellísima sonrisa en su rostro──¿Le parece si bebes un poco de té mientras nos acompañamos mutuamente esta tarde?── ofreció de mientras sus mejillas demostraban el rojo de la vergüenza poco a poco.
──Será todo un placer, mi querida── besó aquella mano de su mujer provocando nuevamente las mariposas dentro del estómago de ella. El té fue servido por la condesa a ambos emperadores, el silencio entre ambos era cómodo para todos. Los bocadillos fueron específicamente ordenados a hacer por Navier y todos y cada una de ellos eran del agrado de su esposo──¿A qué se debe esta reunión?, debo de suponer que mi señora desea decirme algo importante.
