¿Qué debo de hacer?
Miraba disimuladamente a la rubia delante suyo. Navier disfrutaba de su plato mientras poseía una apariencia en calma; Sovieshuu intentaba el poder comer todo aquello que tenía encima del plato de porcelana (medianamente pequeño)
—¿Esta todo bien?— la pregunta fue sorpresiva, quizá hasta ella pensó que sonó un poco invasiva a lo que su esposo sentía o tenía pero en serio quería el saber qué le sucedía para que ni siquiera probara la tarta de fresa y arándanos que tanto él consume a diario.
—¿Estar bien?— su tono era nuevo, tal vez ni siquiera lo era, sino un tono viejo del cual no había oído en él desde hace años —S–Sí, todo esta perfecto.
—Lo siento un poco desganado.— él alzó la mirada con algo de confusión —Verdaderamente, ¿Se encuentra bien?
—Creo que...— dejó los cubiertos encima del plato, se quitó la servilleta del regazo y se levantó de su silla. Estas acciones tomaron por sorpresa a la emperatriz —me siento un poco desganado, quizá por el viaje.— quizás... —Iré a dormir un poco a mi dormitorio.
—Ah... Sí. Como usted diga.— una conducta extraña. Una mirada extraña. Una atmósfera extraña.
Su esposo había vuelto demasiado raro de esa casería. Quizás como una nueva persona. ¿Era necesario el preocuparse por ello?, no, ella esta muy segura de que pronto volverá a ser él nuevamente, con su conducta meramente fría y algo tosca pero cómoda para ella.
—¡¿Dónde rayos es mi dormitorio?!— gritó mientras a su alrededor los pasillos le eran demasiado iguales. Los cuadros ¿eran todos iguales?, esta seguro de que ya vio al anciano con el mismo bigote de Camilo. ¿Se perdió en su mismo hogar? —Tan solo deseo dormir y dejar esta asquerosa vida. No salir nunca de ese dormitorio.
Caminó, tal vez por una hora y media, doblando por los pasillos, caminando derecho, ingresando a puertas tras puertas y, hasta el momento, no se había topado con ningún sirviente para pedirle indicaciones, para pedirle ayuda a gritos.
—Alguien, por Dios.— suplicó. Sus pies le dolían demasiado. Esas botas eran infernales —¿Acaso un emperador no puede usar botas menos pesadas que estas?, ¿Y qué hay con este ridículo traje?, empiezo a extrañar las corbatas y los tirantes.
—¿Su majestad?— reaccionó ante esa voz (esa angelical voz) —¿Qué hace usted por aquí?, este lugar es el ala sur del palacio, no suele venir por aquí.
—¡Gracias a Dios!— gritó para sorpresa de la muchacha que reaccionó retrocediendo temerosa —Me perdí, y–yo... No recuerdo el camino a mi dormitorio.
—¿Usted esta... Esta ebrio?— indagó con un tono de voz tembloroso, tal vez ver a Sovieshuu actuar de tal forma no es para nada normal, para nada común.
—Quizás.— era un modo de excusa buena. Borracho, perdido y actuando histéricamente —¿Puedes ayudarme?
—Pero por supuesto.— su temor disipó ahora que sabia lo que le sucedía verdaderamente —Sigame, lo llevaré hasta su dormitorio.
Empezaron a caminar de retroceso a sus largos pasos.
Ingresaron a una puerta que llevó a un salón y luego a otro pasillo. Llegaron hasta uno mucho más deslumbrante eh iluminado.
—La emperatriz... ¿Ella debe de estar aún ocupada?, ¿Verdad?— preguntó para poder tener comodidad de desvestirse y vestirse con comodidad sin tener que hacerlo con ella en su mismo ambiente. Su actitud tan tosca lo ponía incómodo.
—Demasiado.— contestó —Para poder darle un día libre tomó sus deberes asique tendrá un día muy ocupado.
—Quiere decir que por mi culpa la emperatriz no podrá ir a nuestro cuarto por toda la tarde.— la pelirroja le miró de reojo con algo de rareza.
—Sigue aún estando muy ebrio.— él le miró confuso —Usted y la emperatriz no comparten dormitorio.
—¿No lo hacemos?— hasta para él sonó demasiado estúpida esa pregunta —¡Quiero decir, que tonto, lo había olvidado!
Siguieron caminando en silencio.
—¿Cómo es... Mi relación con mi esposa?— la chica detuvo su caminata para voltear a verlo —¿Nos llevamos bien o mal?
Su corto silencio quizá era su meditación para indagarse en si responderle o no.
—Ustedes dos son más que solo conocidos que comparten anillos matrimoniales.— contestó.
¿Somos un matrimonio por conveniencia?
—Dentro de todo su relación es calmada.— devolvió sus pasos a andar y él a seguirla —Es sana. Tan solo-...— calló de repente, no, Laura estaba largando demasiado la lengua. Tal vez su opinión no sea del agrado del emperador, por esa razón empezó a reírse con nervios —Lle–Llegamos, su majestad. Su dormitorio.— señaló la puerta al lado izquierdo.
—Gracias por tu ayuda.— agradeció ingresando al lugar.
Era un dormitorio grande, lleno de muebles y objetos verdaderamente costosos (a simple vista)
Una vez en la cama se quitó esas botas infernales y se lanzó a ella. Era demasiado suave y tan fresca. Podría quedarse dormido en cualquier momento.
—Esta vida es una mierda.— sollozó.
¿Una mierda?, lo era (de cierta manera). Todas las comodidades del mundo ¿pero siendo un líder?, y no solo el líder de cualquier grupo, ¡De todo un imperio!, era demasiada responsabilidad para sus hombros anchos.La historia de está novela él la desconocía. Su novia la leía casi todo el tiempo (si mal no recuerda y no era así), era su historia de dibujos favorita, preferida... En todo momento. No perdía ni una sola actualización del.
Le molestaba demasiado. Siempre la alteraba y su personaje más odiado (irónicamente) era él ahora.
—¿Qué demonios sucede con Sovieshuu?— preguntó al aire —¿Muere?, ¿Es asesinado?...
—¡Perdera todo!—
—¡Quedaré en la ruina!— se levantó de golpe de la cama. Sí. Su novia siempre fue una gritona pero ahora le agradecía de haber festejado el leer el trágico final de la novela escrita de Sovieshuu.
Pierde todo.
Queda en la ruina.
Su imperio se desmorona.
Su fortuna se desaparece.
¿Y él?...
Él quedara arruinado.
—N–No.— se negaba a ese final —¡No pienso terminar así!, ¡No!
Tengo que hallar una salida.
Navier miró el reloj de la pared. 16:04 de la tarde. ¿Sovieshuu ya se habrá quedado dormido?
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❝𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 ────𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗼𝗿𝗰𝗲𝗱 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝘀✓
Fanfiction𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 | ❝ si debo de robarle la vida al protagonista masculino para poder sobrevivir, lo haré. Si debo jugar con los ...