30 | 𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄

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—Oh vaya

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—Oh vaya. —divisaba desde su balcón el alboroto que los sirvientes estaban haciendo en el jardín buscando al ave por doquier.
Era gracioso pensar que nunca la lograrían encontrar. Su deseo por saber a qué tanto llegarían todos ellos por encontrar a Reina le generaba emoción dentro suyo—. Parecen gatos buscando su presa. Que gracioso.

—Mi lady. —volteó al oír una voz desconocida.
Una adorable jovencita se presentó delante de ella con timidez—. Disculpe interrumpir su desayuno de la mañana.

—Ten calma. —su sonrisa era hermosa y generó en la joven sirvienta un rubor claro en sus mejillas—. Debo de creer que eres la supuesta sirvienta que estará a mi servicio, ¿No es así?

—¡S-sí! —contestó al instante con rapidez, su actitud tan tímida le parecía adorable a él—. Me llamo Fátima. Soy sobrina de la Condesa Elisa, la dama de honor de la soberana. —este informe había tomado sorpresivamente a la albina. No imaginó que la emperatriz le daría a una muchacha que fuese familia de la dama de honor más cercana a ella—. Eh venido aquí bajo órdenes de mi soberana para ser de usted una ayuda durante el tiempo que esté en el palacio imperial.

Podría sacar provecho de todo esto.

—¿Cómo dices que te llamas?

—Fátima. —repitió.

—Fátima. —degustó del nombre intentando parecer el estar interesada en ella. A la gente le agrada la atención, le encanta generar curiosidad en los demás antes de conocerse; quería tener la confianza de esa chica porque podría ser un cofre de informaciones muy relacionadas con la soberana de Oriente—. Tu nombre es encantador. Es un nombre considerado como hermoso allá en Occidente, debido a que su significado hace a todas las mujeres que lo llevan únicas.

El rojo que antes había sido suave en las mejillas de la joven ahora se había tornado en uno intenso que delató sus nervios al instante.

—¿Usted cree eso de mí?

—Cariño, parece que nunca te has observando a un espejo. Eres única y hermosa. —sus elogios no habían sido un desperdicio porque ganó el cariño de esta chica al instante, más quizás aún no su confianza entera.

—Lady Rashta es tan encantadora. —tocó esta vez a la Fátima elogiar la—. Su hermosa apariencia compite con cualquier otra mujeres en este imperio.

—¿Incluyendo a la emperatriz? —la anterior alegría que había tomado el cuerpo de la sonrían de la principal dama de honor de Navier, se borró por completo al oír está pregunta.
¿Más que la soberana?, ¿Se refería a que su belleza competía con la misma de la emperatriz?

Apreciando de más cerca a la joven representante imperial, su rostro y su piel de tez clara, más sus brillantes iris violetas y su ondulado cabello albino que caía como cascada en sus hombros y espalda...era verdaderamente perfecta.

❝𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 ────𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗼𝗿𝗰𝗲𝗱 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝘀✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora