32 | 𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄

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—Lady Rashta

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—Lady Rashta. —Navier apareció finalmente luego de estar retrasada unos cuantos minutos. Su deslumbrante apariencia del día de hoy se debía a que Laura se había esmerado muchísimo esta vez para tan solo una pequeña fiesta de té entre solo ella y la representante de Occidente. Su brillante cabello dorado quedó recogido en un rodete que era sujeto por una tela de rejillas en negro. No utilizaba ni aretes ni tampoco collar esta vez y su vestido (aunque fuese simple) era tan bonito que con una imagen simple de ella la hacía brillar más que el sol.

Cuánta rabia estaba sintiendo Heinrey en estos momentos.

—Su majestad, que alegría volver a verla. —saludó utilizando una falsa expresión de felicidad.
Rashta ese día también lucía deslumbrante con su cabello ondulado libre de ataduras en su largo, pero con un recogido de cortos mechones delanteros para evitar molestia. Brillantes aretes de diamante y una adorable gargantilla de seda blanca en su cuello. Su vestido era hermoso y sobrepasaba a los de cualquier otra mujer. Ella si parecía haberse esmerado aún más para esta ocasión que le generaba tanta rabia a su alma el saber que necesitaba tanto para deslumbrar y esa mujer tan poco para emitir un brillo aún más fuerte que el suyo—. Por favor, tomé asiento. —indicó la silla de la emperatriz y Navier cumplió con sentarse en ella. Rashta lo hizo después demostrando su respeto ante ella dejándola dar los primeros pasos.

El té fue servido y los bocadillos también. La pequeña charla entre Navier y Rashta inició segundos después que Fátima llenó las tazas de ambas mujeres.

—Seguro usted debe de preguntarse el motivo por el que la llamé hoy.

—Ciertamente. —contestó Navier a lo que Rashta supuso. La invitación llegó tan repentinamente que poco tiempo le dió a la rubia de pensar en todo lo que había sucedido anoche. Ahora su preocupación recae en el motivo por el que se encuentra allí.

Reina sigue sin aparecer y pronto Occidente empezará a presionar más. Su esposo tenía razón al decir que lo mejor era dejar de alimentar sus esperanzas de hallarla con vida, lo mejor era prepararse para cualquier resultado de esta búsqueda de dos días a partir de hoy y a su vez el ir pensando el cómo evitar problemas con este reino vecino.

—Eh sido informada acerca de que la búsqueda del águila solo serán de dos días, a partir de ahora. Me parece apropiado, por supuesto, pero eso me decepciona porque me da a entender que no dan tantas esperanzas a qué aparezca el siquiera. —Rashta parecía ser un mujer muy culta, alguien completamente distintiva eh inteligente. No era para menos, alguien que representa a una monarquía debe de llegar a altos estándares.

—Lo lamento tanto. —inició esta vez Navier a hablar—. Reina tenía un ala herida, ella no puede valerse por si misma. Mí esposo no intenta alimentar mis esperanzas y tampoco las suyas. Tememos que no logremos hallarla con vida.

—Ya entiendo. —un silencio se formó entre ellas dos en los que sus miradas se conectaron el una con la otra.
Repentinamente Rashta emitió una ligera risa que confundió a Navier—. Bueno, no creo que su alteza vaya a hacer tantos problemas al respecto si una de sus miles de aves desaparece así como así.

❝𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 ────𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗼𝗿𝗰𝗲𝗱 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝘀✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora