03 | 𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄

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El salón real de la Catedral de Occidente estaba colmada de sus habitantes

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El salón real de la Catedral de Occidente estaba colmada de sus habitantes. Todos se reunieron para poder dar de sus despedidas al príncipe heredero, Almandit II, quién no pudo contra la terrible enfermedad que lo atormentaba desde muy joven.

Quienes tenían la posibilidad de estar más tiempo acompañándolo eran los nobles y la familia imperial. Muchos se hacían la pregunta ¿Qué sucedería de ahora en adelante con el trono? esté había quedado vacío y ni siquiera habían pasado tres meses de la asunción del fallecido príncipe. ¿Todo quedaba en manos del hijo de la princesa Annisilia?, ¿del problemático príncipe Bastián?

—¿Qué será de Occidente teniendo a un inepto como Bastián en el trono?— la pregunta de está noble fue hecha en voz baja y dirigida solamente a su acompañante.

—No tenemos que preocuparnos por su ineptitud, sino por todos esos gordos aristócratas poderosos que quedarán con todo el control del reino.— susurró la persona a la que le preguntaron aquello anterior —Occidente se perderá dentro de este continente y todo será porque en el trono habrá un adolescente que no tiene conocimiento de nada acerca de gobernar un territorio.

Aunque esta conversación estaba siendo hecha en voz baja, Bastián sabía muy bien lo que todos estaban pensando, lo que estaban diciendo y murmurando a sus espaldas. Sus ojos llenos de perjuicios y de lástima los delataba a todos ellos, ni siquiera había un solo intento por respetar su profundo duelo. Las miradas no dejarían de ser oscuras y las bocas no se cerrarían para parar de criticarlo.

Almandit...

Bastián Lazlo de Konrad es el único hijo que la princesa Annisilia pudo dar a luz después de haber perdido tres embarazados anteriores y a una edad mayor. Su madre no resistió al parto y es por esa razón que él no pudo residir desde niño en el palacio real, sino en el territorio ducal de su padre, el Duque Konrad.
Su mala fama de ser considerado como un inútil, borracho y desalmado príncipe se expandió por todo Occidente. ¿Quién era él para sentirse ofendido por todo lo que pensaban los demás nobles? Si fuese otra persona que no fuera él mismo, también se sentiría nervioso por el futuro de su nación teniendo a un idiota como él al mando.

Maldito idiota, te fuiste dejando me está jodida carga de mierda.

Adoraba a su primo. Almandit fue la única persona que creyó en él cuando nadie más lo hacía. Nunca lo vió con esos ojos de lástima. Nunca de su boca salieron palabras de perjuicio o de críticas. Siempre pensó que podría llegar el momento en el que él cambiaría y se convertiría en un ejemplar príncipe que podría ayudar en el camino al trono a su pequeño hermanito.

Heinrey.

Recordó entonces a Heinrey. ¿Dónde se hallaba? no lo había visto ya desde hace horas atrás.

—Padre.— se acercó hasta su anciano padre, el cual compartía una conversación con otros nobles en un rincón y en voz baja —Disculpa me por interrumpir, pero necesito saber dónde se encuentra Heinrey.

❝𝐑𝐄𝐄𝐍𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 ────𝘁𝗵𝗲 𝗱𝗶𝘃𝗼𝗿𝗰𝗲𝗱 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝘀✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora