TRES: LAZO

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Los ojos dorados de su padre se mantuvieron serenos, pero el brillo en los pozos dorados le dijeron que no le gustaba la situación. La mueca casi imperceptible que formó en su rostro se lo confirmó.

¿Qué significaba exactamente estar marcada?

El maldito demonio lo pagará con sangre.

Esta vez controlando por completo su ira para no dejar a su sangre descontrolarse, ella se dió la vuelta arremetiendo contra el demonio que se mantenía en una pose desinhibida, tranquila, mientras la miraba con los brazos cruzados en su pecho ancho. Su naginata fue bloqueada varias veces por los antebrazos de Kirinmaru, quien no intentó huir de su mal humor ni de sus ataques.

-Setsuna. -La suave y oscura voz de Sesshomaru llegó a ella como un susurro de advertencia, el cual ignoró por completo mientras se tiraba al suelo completamente, esquivando la mano del Rey Bestia frente a ella que buscaba frenarla, pero que sí logró arrebatarle su arma.

Sin problemas ella se arrastró, impulsándose en el suelo para volver a levantarse a espaldas del demonio, estirando su brazo derecho y concentrándose en proyectar su sangre en él para elevar la cuchilla sangrienta sin necesidad de canalizarla en una hoja física.

-Patético. -Ella se aferró a su brazo izquierdo y con el derecho situó su arma de sangre en el cuello del demonio. -¿Marcarme, Demonio? ¿De verdad?

Kirinmaru soltó su propia espada tan rápidamente que a ella le costó comprender lo que estaba pasando. Las manos grandes y fuertes del demonio neutralizaron su cuchilla de sangre, y si no hubiera sido por la sorpresa que fue para ella el tenerlo tan cerca de un momento a otro, podría haberlo herido de todas formas.

Pero su cuerpo se paralizó cuando con una mano el hombre se quitó la máscara, dejando a la vista sin obstáculos los ojos verdes intensos, mientras acercaba el rostro hasta el de ella, inclinándose para quedar a la misma altura y manteniéndola inmovilizada por los brazos.

En su estómago se asentó una pesadez, como si el nerviosismo de batalla se estuviera acercando a ella. Solo que la batalla que estaba librando en ese momento era interna, su razón contra la reacción natural de su cuerpo.

-¿De qué me acusas, Setsuna? -La jaló más cerca, manteniendo el rostro sin muecas, sin ningún indicio de estarse burlando de ella. Los ojos verdes fijos en su rostro, estudiándolo desde cerca.

¿Es que ella no se podía malditamente mover?

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Vió el preciso instante en que los ojos violetas titubearon, los párpados cargados de pestañas negras y rizadas dieron un tirón ante la cercanía repentina. ¿Era eso un quiebre en sus defensas? ¿Se sentía ella incómoda al ver su espacio invadido?

El rostro de la joven mujer estaba delimitado con delicadeza y gracia, sus rasgos suaves en una piel con un tono melocotón peculiar y suave. El no debía inclinarse demasiado, como hubiera tenido que hacer hace unos años, cuando conoció a la descendencia del Toga.

La mano le picó por tomar un mechón de cabello que estaba volando en el viento, escapando del moño alto donde mantenía las hebras oscuras, largas y sedosas.

-¿Qué es lo que se supone que hice? -La voz salió de lo más profundo de su garganta, comprendiendo que casi la forzó a salir.

-Me das asco.

Como si sus palabras hubieran sido un golpe, él la soltó, tomando distancia de ella, sintiendo los ojos pesados del demonio a sus espaldas. Aún así, se permitió mirarla un poco más.

Tenía una complexión delgada, ágil por naturaleza, pero su estola y armadura escondía lo que claramente era un cuerpo de curvas suaves y delicadas.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora