VEINTINUEVE: ROMPER

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El aroma, la escencia suave y perfecta de Setsuna se perdía en la brisa de la cerrada y oscura noche. Él sabía perfectamente donde había ido, pero el dolor en su pecho no le permitía comprender el porqué. ¿Que le había ocurrido, que ella había corrido del que ahora era su hogar?

La velocidad con la que avanzaba era vertiginosa, su cuerpo enfundado en la ropa desprolija, aventada con apuro contra su cuerpo, su mano en la espada dispuesto a atacar a cualquier ser que amenazara a su esposa. Podía sentir el latir de su corazón extrañamente rápido, acelerado en el pavor que le daba el perderla, sin siquiera saber que había ocurrido, si ella estaba bien o no.

Podía sentir la energía al estar cada vez más lejos de sus tierras, cada vez mas cerca de las tierras del Oeste, la ansias apretando su estómago hasta hacerlo sentir enfermo. Ansiaba con toda su vida volver a sentir el latir del corazón humano de su Setsuna.

Y en cambio, lo recibió el rayo de energía furioso y destructor que apenas fue capaz de esquivar.

El cielo se iluminó con aquella energía demoniaca, poderosa y furiosa, haciendo que el dolor en su pecho palpitara ante el conocimiento de que algo malo, asquerosamente nefasto había ocurrido. La espada responsable de canalizar tal nivel de energía cayó en la mano izquierda del demonio, ojos llenos de una furia casi irreal brillando en el letal dorado.

No supo en que momento fue, no pudo anticipar el movimiento, cuando el puño limpio golpeó contra su mejilla en el lado izquierdo, sacudiendo su mundo hasta hacerlo perder la noción de absolutamente todo por lo que fue apenas un segundo.

-¿No te lo dije, Rey de nada? -La voz de Sesshomaru se elevó en un tono extrañamente oscuro.

Y mientras estaba siendo amenazado por él, el demonio más poderoso de todos, Kirinmaru sólo podía pensar en que el que estuvieran ahí, en esa situación, significaba que su esposa, su Hanyo altanera había sido herida de alguna manera.

Su respiración se volvió inestable, sus pulmones ardieron cuando el notó que, de hecho, no estaba respirando en absoluto.

-Déjame ir por ella. -Él gruñido que nació de su garganta lo desconoció incluso él.

Se escuchó cómo si fuera una bestia completamente herida, descontrolada en ira.

-Te dije que si la herías no habría poder en el infierno que impidiera el que te destroce. -Con su propia espada debió bloquear la arremetida de la hoja de Bakusaiga, el demonio frente a él igual de descontrolado. -¿Crees que puedes romper a mi hija, Kirinmaru?

El sonido que se elevó, chirriante y destructor por las espadas encontrándose, se expandió como una onda kilometros a la redonda, explotando todo a su paso. Lo empujó con todas sus fuerzas, tomando distancia de él para poder respirar, intentando comenzar a pensar nuevamente.

Pero no podía. ¿Estaría ella bien?

Su mano se movió por voluntad propia, atacando sin miedo a Sesshomaru, fijándose por primera vez cómo el rostro de aquel jóven demonio estaba desfigurado en su completa furia para nada contenida.

-Es mi esposa. -El demonio plateado cortó su ataque con el movimiento suave de una mano, los ojos dorados mirándolo con chispas. -Es mía.

-¿Tuya? -La risa en la voz de Sesshomaru fue evidente, los labios curvandose en una sonrisa siniestra. Apretó la mano en su espada, arremetiendo nuevamente contra él.

Su cuerpo se esforzó al máximo, golpeando la espada contra aquel ser, buscando el punto ciego en que podría derribarlo, su objetivo únicamente llegar con la mujer que podía hacerlo caer a él. Sólo ella.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora