QUINCE: TORU EL TRAIDOR

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Los demonios que se encontraban dentro del palacio parecían completamente desorientados, desorganizados, y para ella todo era un maldito desastre. ¿Sería su experiencia con el castillo de su familia lo que le hacía ver todo desprolijo? ¿No deberían haber soldados dentro para resguardar a los habitantes de ese lugar, a los demonios más débiles?

Así debió de ser, pero Setsuna sólo pudo ver el miedo en los ojos de los demonios que servían dentro, de aquellos que no estaban acostumbrados a aferrar un arma en sus manos y dejar que la sangre de su enemigo corriese. Sus ojos hicieron contacto con una demonio en particular, parecía cansada y en sus ojos brillaba el temor.

¿Dónde malditamente estaba el orden en ese lugar, que se suponía era el cimiento de su gobierno sobre esas tierras?

Ella iba a salir de ahí, buscando el lugar desde donde sabía que venía el peligro, el lugar desde donde provenía el zumbido en el suelo que le decía que debía estar alerta. Sabía hacia dónde se dirigía Kirinmaru, podía sentir su energía palpitando alerta y enfadada a partes iguales alejándose desde donde habían estado hace unos segundos rápidamente. Pero entonces escuchó la voz ahogada de un niño.

En su espalda corría un pequeño de cabello oscuro y ojos rasgados del más lindo tono de azul cielo que vió, su rostro contraído en miedo con la que suponía era su madre tras él. En el rostro de ese niño, que no debía tener más de 5 años, ella vió a su hermano. Y tan solo con eso su torpe corazón se contrajo con dolor.

¿Cómo iba a alejarse de ahí ahora?

Bajó el filo de su Naginata, componiendo su temperamento para moverse rápidamente y ser clara.

-Si este es un maldito palacio normal debería tener habilitado el subterráneo. -Los demonios que se encontraban cerca se pararon a escucharla con suspicacia. Claro que lo harían, ella era una Hanyo del reino contrario. -Todo quien no sepa empuñar un arma debe bajar.

-Ella lleva la energía de Lord Kirinmaru encima. -Escuchó claramente el comentario de unos hombres a lo lejos. -Huele a él.

Ella se movió, mirando directamente a los ojos del hombre que murmuraba. Levantó una ceja arrogante en el momento en que sus ojos hacían contacto, mostrándose fría y decidida.

-¿Es mi condición más importante que la seguridad de su gente? -Ella ladeó levemente la cabeza al preguntar, y el demonio le puso una mala mueca de desagrado.

Setsuna sonrió. Sí, ella estaba acostumbrándose a esa mueca en particular.

Cuando sintió que las personas a su alrededor comenzaban a moverse siguiendo sus palabras, el vello de su nuca se erizó.

Arriba, en el cielo, un grupo de demonios ave estaban acechando y listos para atacar el lugar, aún infestado de demonios indefensos y un puñado de niños que no sabrían cómo reaccionar.

Su mano se apretó en su Naginata, anticipando el vuelo del ave que estaba más cercana al suelo y que tenía por intención atacar sin siquiera pensarlo. De la cintura de su obi sacó el cuchillo que mantenía en reserva y lo lanzó con fuerza y destreza por el aire, acertando en el pecho de la criatura justo antes de que fuera contra una mujer desorientada.

Sin mayor esfuerzo se impulsó en sus pies hacia la rama de un árbol cercano, subiendo rápidamente hasta poder estar en un punto lo suficientemente alto para saltar por sobre la bandada de demonios.

-¡Muevanse! -Ella gritó en advertencia a quienes estaban en el camino de los demonios y de ella misma, justo antes de elevarse tanto como le fue posible. Buscó el punto donde su energía chocaba con la de esos seres.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora