SIETE: PERFECTO

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El palpitar de su humano corazón, acelerado y feroz contra sus costillas, se hacía eco en sus oídos, al mismo tiempo que nublaba su vista haciéndole difícil ver el camino que estaba tomando. Sus piernas se movían con rapidez, sus pies descalzos sintiendo el frío del césped que la sostenía aún unida. Todo había sido un error.

Ella lo sabía, pero en el momento en que se encontró con tal escena anunciada se encontró con que no podía apartar la vista. Su curiosidad clamaba por entender que estaban haciendo, la mecánica del momento.

La necesidad de ser ella quien estuviera involucrada.

El pensamiento, rápido como un rayo contra su cerebro, le robó el aliento justo cuando estaba nuevamente frente a la fuente de agua donde se había limpiado el cuerpo. De sus manos resbaló su confiable Naginata, provocando un sonido sordo que no hizo nada por acallar el dolor de su palpitar.

-No creí que la indiscreción formara parte de tu temple, Yashahime. -La voz resonó en todo su cuerpo, casi como si ella fuera un trozo de hierro forjado al que acababan de golpear con todas sus fuerzas. Las vibraciones le rompieron el temple por solo un segundo.

-Y por lo que veo la vergüenza no forma parte del tuyo, Rey Bestia. -No se dió ni un instante para vacilar su respuesta, manteniendo la espalda hacia él, donde sabía estaba acercándose.

¿Cómo arrancar de esa situación?

Una brisa repentina le dejó notar la situación en la que se encontraba su delgado kimono, mojado por la espalda y humedecido por los costados, en el frente de su pecho. El estado enfebrecido y entumecido al mismo tiempo en el que se había encontrado antes no le había permitido el sentir y ser consciente de la situación que ahora pudo notar, con las manos tensas por querer ocultarse.

¿Seguía el en el mismo estado de semi desnudez de hace un momento?

El pensamiento le provocó un movimiento involuntario en sus dedos de la mano derecha, apretandolos tan fuerte contra la palma que sabía que las pequeñas lunas de las puntas de sus uñas estarían marcadas en su piel.

-No se necesita pensar en tal sentimiento banal y humano como lo es la vergüenza cuando te ciega el deseo, Setsuna. -¿Estaba la voz más cerca de ella ahora? -No cuando lo que haces es tan correcto que se siente perfecto.

Setsuna dejó que su estola se aferrara a su cuerpo más apretado, contra su pecho y cintura como solía hacer en los días de duro invierno. Era la única forma que veía de ocultar la mojada prenda blanca que probablemente no hacía nada por esconder su cuerpo.

-Perfecto. -Repitió, regulando su voz hasta un tono suave y calmado, casi plano, intentando erguir la máscara de frialdad que la mantenía siempre a salvo. -¿Se estaba sintiendo eso perfecto?

Le dió la cara por completo, confiada en que ahora se encontraba su cuerpo bien resguardado, pero aún así fue capaz de reconocer un escalofrío de conocimiento al hecho de que él, el demonio de brillantes ojos verdes y cabello como el fuego, probablemente si había notado su falta de ropa antes.

La decepción golpeó su cuerpo cuando sus ojos chocaron con el rostro del demonio. Había esperado ver los ojos verdes e intensos, como lo había hecho cuando fue descubierta. Había esperado poder leer nuevamente sus expresiones y muecas, comprendiendo levemente las señales en él. Pero sus ojos solo volvieron a ver la máscara que lo ocultaba.

Aún con la máscara entorpeciendola ella pudo notar como su ojo se afinaba en las comisuras, justo antes de escuchar el leve bufido burlón que había aflorado de la boca masculina.

-¿A qué te refieres exactamente, Setsuna? -Él parecía relajado contra la gruesa base de un árbol, mirándola tranquilo. -¿Qué quieres decir con "eso"?

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora