VEINTICINCO: ESTÚPIDO

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¿Cómo podía haber pasado por alto algo tan malditamente importante? Era un ser milenario, maldita sea. ¿Cómo podía haber ignorado las señales?

Él estaba la mayor parte del tiempo absorto en las peleas verbales ligeras y divertidas que tenía con esa mujer, absorto por completo en la maravillosa sensación que le causaba el despertar con ella recostada su pecho, piel contra piel. Se había dejado ir por la estabilidad que ella le había traído, la felicidad que ella le ofrecía con su semblante tranquilo y sereno.

También se encontraba el hecho de que jamás había presenciado los síntomas de una mujer en su estado. La única vez que podría haberlo vivido, realmente no le había interesado en lo más mínimo.

Quito los pensamientos de su mente, centrándose en la exquisita sensación de aquella Hanyo en sus brazos, el sabor de sus labios suaves mezclados con las lágrimas.

Soltó su labio inferior, hinchado, mirando esos ojos violeta intensos que brillaban con sus lágrimas y la emoción. Su mano aún sostenía su vientre, dónde no existía ningún relieve que demostrara su estado actual.

-Eres el ser más precioso que existe ante mis ojos, y cualquiera que no lo pueda ver es estúpido. -El necesitaba decirlo. Necesitaba que ella supiera cuán preciada era. -Eres magnífica, y todo lo que venga de ti también lo será. Todo lo que venga de ti lo aprecio, con orgullo ante todos. Todo lo que venga de ti es mío, y lo protegeré con mi vida.

-Te refieres a un hijo como una "cosa", Kirinmaru? -Setsuna seguía intentando reñirle, pero en su pecho había una paz tan potente que no le importo.

-Eres una reina, Setsuna. -Los bonitos ojos de ella se estrecharon, lo miraban con ardor.

-No soy Reina, Bestia estúpida.

-Puede que reniegues de tu título de nobleza, Setsuna. Pero eres la reina en mi vida, no puedes negarme eso.

-No me vas a comprar con tus palabras azucaradas, Bestia. -Ella lo golpeó levemente con su mano en el pecho. -¿Crees que se me olvidará lo que me hiciste?

-Espero que no, que nunca olvides lo que te hice y lo que te hago, Hanyo. -Se acerco a la boca rosada de ella, quien aún lo miraba con el ceño fruncido. -Y no recuerdo que te quejarás. ¿Es que no te gustan mis caricias, Setsuna?

-Sabes que no me refiero a eso. -Se separó de él y no pudo evitar soltar una carcajada audible, sus mejillas rojas en su vergüenza.

Su mano situada en el vientre femenino se movió, acaricio suavemente la piel tersa dónde crecería el hijo de ambos.

Esperaba silenciosamente que fuera una copia de ella.

-Es nuestro, de ambos. Es la consecuencia de dejar que me pierda en ti cada noche, Setsuna. ¿Es que no pensaste en las consecuencias? ¿No es esto tu culpa, por volverme loco con solo tu presencia? Que irresponsable, Hanyo.

La burla hizo que ella lo mirara aún más duro.

Y él quería reír.

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo? -La energía de ella comenzó a elevarse nuevamente, el enojo en su sangre corriendo feroz. ¿Por qué ella estaba tan enfadada realmente? -¿Cómo me puedes culpar a mí?

-Nadie tiene la culpa, preciosa. -Él no alteró en absoluto su energía, aún el buen ánimo se apoderaba de él. Pudo sentir cómo su propia tranquilidad la calmaba a ella. -No me altero en lo absoluto, porque mentiría diciendo que no imaginé un precioso niño de ojos violeta corriendo a mi lado.

Él ya no sentía ningún tipo de traba en mostrar su vulnerabilidad ante ella. No sentía temor por ser traicionado, sabía que aquella mujer jamás lo traicionaría. No estaba en su sistema el serlo, ella era naturalmente leal y fuerte.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora