TREINTAIDÓS: ADVERTENCIA

450 43 14
                                    

-¿Quieres exigirme cosas, Demonio? -Se acercó a su rostro, sus manos apoyadas a los costados de su cuerpo para evitar aplastarlo. -Eres un pobre demonio herido, Kirinmaru.

Las grandes manos del demonio se aferraron a sus caderas, sus ojos verdes complacidos por completo, pero aún brillando con un deje de necesidad puro y crudo.

-Prometo no moverme, Preciosa. ¿Podrás darme de comer?

Ella sintió claramente el escalofrío por todo su cuerpo, los ojos no dejaban que ella escapara de ellos, no quería que dejara de mirarlo, y se sintió atrapada por el poder que él tenía sobre ella. Entendía claramente a que se refería con aquella pregunta.

-¿Necesitas un plato de comida, Rey? -Dejó que el la besara, gustosa recibió su boca mientras sus manos le acariciaban la espalda con suavidad.

-Vamos, Reina Setsuna del Este. -Ella gruñó, tanto por la forma en que la llamaba, como por la sensación avasalladora que sintió cuando las manos de aquel demonio la jalaron desde los glúteos, aferrandose a ellos mientras la hacia avanzar hacia él.

-No seas tonto, Kirinm… ¡Para! -El demonio la levantó hasta que estaba a horcajadas en su cuello.

Setsuna intentó levantarse, poner espacio entre ellos mientras sentía el rubor tomar por completo su rostro, incluso mas allá de él. Las manos del demonio no intentaban aferrarla con fuerza, muy por el contrario, estaban acariciando con delicadeza y mucho cuidado la piel de sus muslos, mirándola con los ojos brillantes a su rostro enrojecido.

-¿Te volviste loco? -Estaba paralizada en esa posición, temblaba perdiendo por completo el control de la fuerza de sus piernas.

La mano derecha del demonio subió por su pierna, adentrándose lentamente por debajo de su kimono. La punta de las garras le acariciaron el camino hacia arriba por su cuerpo, su vientre, jugando con su ombligo.

-Complaceme con esto, Mi Setsuna. -La mano subió más aún por su piel, sus dedos rozaron la punta de su pecho derecho, cada caricia hacía que ella perdiera un poco más la fuerza.

-No puedo. -Dijo ahogadamente. -Es demasiado… -Gimió, no pudo retener el sonido en su garganta, él dejando caer la amarra que sostenía su kimono que cayó abierto a sus lados. Los ojos hambrientos devoraron los detalles de su cuerpo desnudo.

Ella soltó un grito cuando sintió, de forma clara y suave, la boca de aquel demonio cerrando su camino hasta la zona de su entrepierna. Los labios abiertos hicieron presión contra ella, sus manos en las caderas haciendo que a su vez ella bajara el cuerpo hasta su boca.

-Kirinmaru, no debemos. -Hablo rápido y a tropezones, de forma torpe mientras intentaba levantar las caderas de dónde el las tenía aferradas.

Pero la lengua de el la interrumpió, haciendo que todas sus objeciones fueran ahogadas en un gemido suave y largo. Sabía que si miraba hacia abajo sus ojos chocarían con la imagen obscena de él entre sus piernas, gimiendo tan audiblemente que ella sintió el sonido vibrando contra la zona más sensible.

-B-basta… -El aliento se perdió en su boca, mirando por acto reflejo el lugar donde el había tomado entre sus labios uno de los pliegues en su sexo, jalandolo con cuidado antes de dejarlo ir. -¿¡Que haces!?

El río tan oscuro, tan satisfecho con el mismo, que ella creyó morir. Sus grandes manos estaban apoyadas en el límite de sus muslos y caderas, ella evitaba mirar la zona en que el estaba haciéndole esas cosas. Lo evitaba, pero no podía con sus propios ojos, que querían verlo en su carne.

En ese preciso instante el escarbó con su lengua, tomando en su boca el brote de placer intenso que ella escondía en sí misma.

-¡Te mataré! -Gimió, gruño, mientras el no dejaba de acariciarla suave y lento, con delicados embites de su lengua contra el brote, succionandolo hasta que ella sentía palpitar su corazón ahí, sus ojos nublados y desorientados.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora