DOCE: CAER

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Los delicados labios de Setsuna tomaron el suyo inferior, jalando suavemente como él había hecho con ella hace unas noches atrás. El beso de la chica estaba haciendo que su sangre corriera más veloz que nunca, su piel ardiendo como nunca había sentido antes.

Se dejó caer sobre ella en el futón, las curvas de su cuerpo acunándolo, el aroma de su piel dulce y tentador. Las suaves manos finas estaban enterradas en su cabello, sus ojos lo miraban como si el fuera alimento en plena hambruna. Y contra todo buen juicio, a él le encantó verla de esa forma.

Le encantó como sus mejillas estaban sonrosadas, cómo buscaba que el la besara, y también cómo su cuerpo lo tentaba con cada respiración. Le encantó la visión de sus labios hinchados y rojos, sabiendo perfectamente que era el efecto que tuvieron sus propios labios y dientes sobre la virginal y pura boca de la chica.

Le encantó la necesidad que latía por todo su cuerpo, haciéndolo fantasear con sentir su calor más escondido.

Iba a caer por completo, y ella sólo buscaba que él volviera a bajar la boca hasta la de ella.

-Tu cuerpo está buscando con desesperación mis manos, Setsuna. -Se dejó caer sobre la boca de la chica, permitiéndose ser nuevamente aturdido por el sabor de esa mujer. Su boca podía hacer que él cayera de rodillas. Y lo haría. -Dímelo Setsuna. Háblame ¿Qué quieres de mí?

Levantó su mano, tocando con un solo dedo la apertura desde donde podía tener acceso a su piel por entre las capas de kimonos que la estaban cubriendo. La piel de entre sus pechos mostró orgullosa, pálida y preciosa al aire, y el sintió debilidad por esa piel.

Quería más piel.

Estaba concentrado en su necesidad y en suprimirla lo mejor que podía cuando sus sentidos se crisparon por el precioso, pecaminoso sonido que emitió la garganta de esa chica. Él se había movido inconscientemente contra su cadera, provocando que ella gimiera suave, delicado y exquisito.

La besó sin contención alguna, buscando cada rastro de ese sabor que lo estaba haciendo perder la cabeza, queriendo que ella ardiera por él y así poder marcarla. ¿Estaban sus reacciones impulsadas por el egoísmo innato en su ser o era algo absolutamente diferente? No lo sabía, no podía decirlo. El solo lo necesitaba.

-Quiero... -La voz femenina tembló, hablando entre besos que él le robaba, mordiendo la piel sensible de sus bonitos labios rosados. -Quiero que me necesites... yo... ¿Kirinmaru? -Él cortó sus palabras en el momento en que le abrió las capas de kimonos hasta que se podía ver por fin el indicio de los delicados montículos que eran sus pechos. Se deleitó en la entonación de su propio nombre en la boca de la joven mujer.

-¿Tú...? -Le insistió él, sonriendo abiertamente cuando una respiración profunda de ella provocó que la tela resbalara, sin un cinto que la asheriera a su cuerpo, y la perfecta punta de su pecho derecho, rosado y suplicante, se abrió paso por su vista.

¿Ella quería que la necesitara? Soltó una risa oscura, viendo sus ojos cargados de deseo. Si Setsuna supiera cómo su cuerpo clamaba por ella ni siquiera hubiera dicho tal absurdo.

-Quiero que sientas debilidad por mí. -Soltó de repente ella, levantando su cuerpo con el apoyo de ambos codos en el suave futón y así dejando que la tela abandonara por completo el camino hasta su vientre, donde volvía a arremolinarse contra sus piernas. La ahora humana le tomó el rostro con ambas manos, sus ojos llenos de determinación, brillando como hacían siempre en su color violeta habitual. -¿La sientes, Kirinmaru?

Su rostro estaba enrojecido, y él supo en ese momento que iba a tomarla. Ella iba a ser marcada hasta la última consecuencia, porque aunque no comprendía la naturaleza de su necesidad aún, sólo tenía claro que no dejaría que otro la tocara.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora