CINCO: BATALLA DE VOLUNTADES

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Vió con detallada lentitud el momento en que la híbrida se desvanecía, el cabello de su ajustada coleta volando hacia su rostro mientras su cuerpo se inclinaba hacia delante en la montura de su dragón. La vió casi tirar su arma, la cual por voluntad propia se aferró a ella, conociendo que la misma sangre de Setsuna era la que corría por la hoja, una Naginata fiel a su dueña como ninguna.

Vió el momento en que Ella iba a ser atacada, justo segundos después de que pudiera apreciar un leve destello de sus ojos violetas antes de que cayera por completo.

Y no fue capaz de contener el impulso que lo llevó a desenfundar su espada y arremeter contra el grupo de demonios menores. Fue necesario un solo blandir de la hoja afilada, provocando una honda expansiva de energía que lanzó a los seres lejos del lugar donde de hecho el dragón que la custodiaba le gruñía, con desconfianza.

Entonces miró a la DaiYoukai, que al instante en que comprendió de su presencia, se frenó en lo que parecía una clara intención por acabar con la vida de la joven mujer. Kirinmaru se permitió un segundo para mirarla, tendida a los lomos del demonio de dos cabezas, mejillas pálidas en medio de una maraña de cabello absolutamente brillante y sedoso, aún aferrando su arma, su cuerpo enfundado en el traje de exterminio y sin una armadura que protegiera su pecho de los ataques.

O de la curiosidad de sus malditos ojos, que recorrieron las curvas suaves y delicadas, normalmente escondidos bajo la gruesa capa blindada de su armadura.

-Lord. -La palabra, casi sorprendida, nació de los labios de la demonio.

Kirinmaru quitó los ojos de Setsuna de mala gana, quien descendía para luego ser protegida celosamente por el dragón, quien se envolvió a su alrededor con ambas cabezas amenazadoras.

-Esta, a mi juicio, no parecía en absoluto una batalla justa. -El descendió, tomando lugar con los pies en la tierra, viéndola seguirlo. -¿Te lo parecía a ti, Irina?

-Que la chica sea inferior no la hace una batalla injusta, Kirinmaru. No recuerdo que me detuvieras antes. -La demonio levantó una altanera ceja mientras sus ojos estaban fijos en él. -No recuerdo que tu te detuvieras antes, tampoco.

¿Cuánto tiempo le tomaría esta estupidez? No se sentía en absoluto con el ánimo de aguantar el temperamento errático de la demonio, ni mucho menos quería seguir viéndole el rostro. Sus ojos se desviaron sutilmente al lugar donde la Hanyo estaba siendo custodiada celosamente por el demonio dragón.

¿Estaría bien ella?

-Inferior... -Su voz le sonó ronca y seca, tan baja que casi parecía un susurro contenido en su garganta. -¿Consideras realmente a esa jóven inferior?

Sus ojos volvieron a fijarse en Irina, quien pareció perder levemente la seguridad.

Al comprender que el silencio que reinaba en ese momento no se iba a cortar, el prosiguió.

-Setsuna, segunda hija de Sesshomaru y Rin, princesa del Oeste. -La tierra bajo sus pies tembló en el momento en que su temperamento comenzó a ser errante, cambiando y oscilando entre una necesidad extraña de proteger a la mujer que una vez le había quitado la vida. -Por sus venas corre la sangre demoníaca más fuerte de todas las tierras. Yo sé de lo que es capaz su sangre, su coraje, como el de todas las ramas de su familia. ¿Crees que la considero un ser inferior en términos de fuerza, Irina?

Los ojos grises profundos de la demonio brillaron en una muestra involuntaria de cautela. Ella ni siquiera había notado cómo la había acorralado, moviéndola lejos del lugar donde se encontraba el centro de esa absurda discusión.

-¿No es su fuerza e impureza del linaje lo que la hace realmente inferior, Lord? -La sonrisa que era enmarcada por las marcas demoniacas de color magenta estaba tensa dentro del bonito rostro.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora