ONCE: HUMANA

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Sus ojos estaban mirando fijamente la palma de su mano, intentando encontrar en ella algún tipo de distracción que lo ayudara a quitar la mente del lugar borroso en el que se encontraba. Los nervios estaban tirando de él, haciéndole imposible el mantenerse concentrado.

Esa noche habría luna nueva y la presencia de Setsuna había desaparecido por completo hacía ya poco más de un día.

El cuerpo aún le ardía de tan solo recordar el aroma de ella directo en su olfato, la calidez de su cuello mientras él mordía suavemente la exquisita piel. Aún podía escuchar los pequeños ruidos que escapaban de su garganta, todos marcándole el subconsciente y hasta el alma.

Y luego la había roto. Su precioso rostro en ese momento lo seguía.

***

Las palabras salieron de su boca sin siquiera haberlas pensado. Su voz quedó suspendida en el aire, haciendo que la boca le supiera amarga al pronunciarlas. El cuerpo esbelto, envuelto en sus brazos se tensó, y sintió perfectamente como la calidez que reinaba entre ellos se desvanecía.

-Set... -Ella se apartó, levantándose con una rapidez vertiginosa. Ni siquiera notó cómo hizo para arreglar sus mallas.

Los ojos violeta no se posaron sobre él en ningún momento. Tenía el impulso de levantarse, acercarse a ella. Quería tenerla nuevamente en los brazos y escuchar los oscuros sonidos que escapaban de su garganta mientras él le mostraba todo lo que podía tener y sentir.

-No volveré. -Su voz se escuchaba fría como siempre. El único signo de que ella se encontraba afectada era el temblor en sus manos delgadas mientras arreglaba perfectamente su armadura y estola.

-¿Estás segura de cumplir esa promesa? -Se levantó, alejándose de ella por la mera necesidad de tomarla. No podía tomarla.

No le contestó. Ella estaba lista alejarse de él, y las manos le picaron por aferrarla.

-¿Te quedaste sin habla, Princesa?. -Necesitaba que le hablara. Necesitaba una reacción de su parte.

Setsuna se arregló el arma fuertemente entre la estola y su obi. Se dió la vuelta, entregándole por primera vez los ojos. Su precioso rostro estaba aún sonrosado por la fuerza del orgasmo que la había sacudido, sus ojos parecían tranquilos, pero vió en ellos un brillo melancólico.

-¿Tanto te cuesta asumir que no eres el ser más poderoso existente? -Ella dejó de verlo. Podía escuchar sus respiraciones, profundas y constantes. -Rey Bestia en decadencia, existe una línea sanguínea mucho más fuerte que la tuya, cada persona de mi familia la lleva en sus venas. -Ella le habló con dolor en la voz, pero aún así completamente digna, perfecta en cada paso que daba alejándose de él. -Pensé que lo había dejado claro mi Padre y abuelo. Nuestra sangre, aún diluída en una madre nacida humana derrota fácilmente a la tuya.

El creyó que la verdad en sus palabras le dolería más. El creyó que el asumir que ella era una contrincante poderosa para él le iba a humillar más que cualquier otra cosa.

Pero le humilló el ver como ella se alejaba de él.

***

Su espina dorsal tembló ante el recuerdo. Sentía como si una corriente helada le hubiera recorrido la piel desde la cabeza hasta los pies. Ella estaba dominando sus pensamientos, sus reacciones y sus necesidades sin siquiera darse cuenta.

Y el mayor peligro que percibía con ello era de hecho la inclinación que estaba sufriendo por simplemente tomar lo que quería, sin importarle la diplomacia o el orgullo. Ni siquiera la idea de chocar espadas con su par Rey del Oeste, provocando desastres naturales innecesarios, le amedrentaba tanto como él creyó que podría pasar en algún momento.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora