DIECISÉIS: CELOS

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Su sangre estaba hirviendo desde mucho antes que apareciera Toru y terminara de sepultar cualquier atisbo de buen humor en él. Su temperamento había comenzado a oscurecerse en el mismo momento en que vió a Setsuna tan cerca de aquel jóven exterminador, hablándose el uno al otro con una familiaridad que lo hacía sentir desplazado de formas que no lograba comprender.

¿Qué era esa asquerosa sensación que lo poseía? ¿Por qué sentía un nudo en el estómago y la necesidad de marcar públicamente a la Hanyo?

Sentía la energía de su compañera, su mujer para bien o para mal, completamente llevado por el enojo que probablemente le había causado las palabras del demonio que había dejado parte del comienzo de sus tierras medio destruido.

Los fríos ojos violeta se cruzaron con los suyos, que probablemente demostraban el fuego que lo estaba consumiendo desde el interior de su cuerpo, sólo para darse la vuelta hasta el maldito humano.

-Les pagaré por la ayuda, avísale al jefe. -La vió moverse, aún tensa acercándose al exterminador.

Vió en los ojos de aquel humano la incomodidad del momento, pero también un brillo de anhelo que no pudo dejar pasar.

-No te cobraríamos, Setsuna. -Quería matarlo.

¿Lo odiaría ella si lo mataba?

-Setsuna. -La llamó, su voz ahogada en una desesperación casi palpable.

Ella se limitó a levantar la mano, sin siquiera girarse a verlo. Debía marcarla, probablemente lo mejor era seguir el estúpido instinto que lo llevaba a aferrarla y llevársela lejos.

-Monta a Ah-Un hasta las tierras de mi familia, agradécele a mi padre de mi parte por enviarlo. -Se movió, dejando las riendas de su dragón a aquel humano irritante.

-Eso si me permite entrar. -Lo vió comenzar a moverse con la intención clara de alejarse de ahí.

Chico inteligente.

-No te odia. -La voz de Setsuna era ligera.

Y él estaba perdiendo la paciencia completamente.

-Señor Kirinmaru. -Con esa leve despedida el exterminador se elevó con su gata demonio y el dragón tras ellos, buscando el camino hasta sus compañeros exterminadores.

Y ahora se encontraban rodeados tan solo por un puñado de sus hombres.

La tensión en sus músculos comenzó a aferrarse aún más a él, el aroma de Setsuna, quien se estaba moviendo fríamente más dentro del descampado dónde habían comenzado la batalla le llegó a los sentidos como un bálsamo tranquilizante, curando el fuego dentro de su alma.

-Dame la cara, Hanyo. -Ella siguió su curso, tan solo ladeando el rostro levemente para regalarle apenas un destello de sus preciosos ojos, fríos como el hielo.

El era un completo idiota, pero por supuesto que siguió el vaivén de sus caderas.

___

Él, con su conducta mientras ella y sus compañeros intentaban ayudarle, le había encendido un tipo de dolor que no había conocido antes. Uno que le carcomía el pecho hasta hacerla sentir vacía.

Ahora, mientras caminaba alejándose levemente del hombre que estaba enseñándole sensaciones que no conocía, sentía su corazón bombeando fuertemente en sus oídos. Su corazón estaba en su boca en ese momento, sólo faltaba que él dijera una sola que encendiera su mecha para que soltara cada cosa que estaba pasando por su cerebro sin filtro alguno.

Él siguió sus pasos hasta que estaban algo alejados, pero no del todo de los ojos curiosos que se mantenían en ellos como si fueran un espectáculo digno de ver. Y quizás lo eran, después de todo.

Red Thread - Kirinmaru & Setsuna (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora