III

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Capítulo 3: La pedida

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Capítulo 3: La pedida

Bella

Tengo los papeles que me dio el doctor Robinson en mi mesilla de noche desde hace ya dos semanas, ocultos en un cofre con llave y cuya llave tengo en mi cartera. En cuanto llegué tuve que esconderlo. Fue una necesidad. Ya tuve una pequeña bronca cuando le dije que el sábado visitaría a Hannah, no quiero ni pensar en cómo estaría si descubre que estoy embarazada y no se lo he dicho. Me tacharía de mentirosa, huiría con su madre y yo me quedaría sola añorando sus besos.

Soy una estúpida romántica empedernida, pero eso se lo debo a mi madre y a su afán por leer historias donde los protagonistas siempre son felices y comen perdices. Crecí creyendo que eso era lo que iba a encontrar en mi futuro. Un hombre que me amara por encima de todo, que me venerara y que tuviera la necesidad de anunciar a los cuatro vientos todo lo que siente por mí. Axel es así, pero me siento como si nos faltara algo.

Desde que ha encontrado trabajo se ha vuelto más detallista, cariñoso y alegre. Ya no se pasa el día enfurruñado por tonterías y prefiere pasar el tiempo conmigo en casa que saliendo con sus amigos hasta altas horas de la madrugada y bebiendo hasta perder conocimiento. Sí, creo que ha madurado, pero me sorprende que haya sido un cambio tan... brusco. Aunque quizás estoy exagerando, pues solo han pasado dos semanas desde la feliz noticia.

—¿Cómo amaneciste? —Axel aparece con una bandeja repleta de comida, huevos, panceta y un zumo recién exprimido.

Me siento en la cama e inclino la cabeza hacia atrás. Bostezo y estiro mis músculos cuando él se sienta a mi lado. No trae puesto el pijama, sino que viste de sport. Un chándal negro y una camiseta amarilla fosforita. La misma que usa cuando sale a correr. No tiene barba, ni un pelo fuera del sitio. Se ve muy bien y eso que solo va a salir a hacer deporte.

—Muy bien —le sonrió cogiendo uno de los croissants —, no me puedo creer que me hayas traído el desayuno a la cama. ¿Te encuentras bien? ¿Tienes fiebre? —Me acerco a tocar su frente.

Axel sonríe y niega.

—¿Debo tener fiebre si quiero hacer algo por ti? —Me arrebata el croissant para hacerme rabiar. —Eso duele cariño —se hace el ofendido poniendo la mano en el corazón —. Yo solo quiero que hoy sea un día inolvidable. Hoy es nuestro aniversario y es mi primer sábado sin trabajo y estoy feliz porque tus resultados fueron buenos.

Tras mi llegada con el segundo doctor no tuve fuerzas para seguir mintiéndole así que le dije que no había nada de lo que preocuparse. Él se alegró como siempre que me ocurre algo bueno. Me besó y agradeció al cielo porque las plegarias de su madre fuesen escuchadas. Mintió, pero no quería rebatirle. A fin de cuentas, yo también lo hice.

—¿Hay algo más para celebrar?

¿Qué quizás no seas el padre?

—¡Vístete! Hoy tenemos muchas cosas qué hacer.

Millionaire: Un embarazo inesperado #1 [BORRADOR]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora