Millionaire: Un embarazo inesperado #1 [BORRADOR]✔️

XXIX

Bella

El agua fría me ayuda a despejarme el sueño, mas no la cabeza que sigue reviviendo lo acontecido la noche anterior. Son tantas las imágenes que aun cerrando los ojos puedo sentir su roce en mi piel, sus labios en mi cuello y sus manos sobre mis pechos. El olor a menta mezclado con whisky, el hormigueo que causó en mi entrepierna cuando me desnudó y...

«Reacciona, Bella».

Por un momento volví a ver a la Bella de hace tres meses, el mismo desenfreno, la locura y la pasión que surgió por culpa del alcohol. Me siento estúpida porque esta vez las hormonas se encargaron en todo momento de guiar mi cuerpo y de ahí que me acostara con él, de no estar embarazada no habría sucumbido a sus toqueteos, ni a sus palabras tentativas ni tampoco al brillo diabólico que tenían sus ojos a través del espejo mientras repetía todas esas obscenidades susurrándolas en mi oído.

Ahogo un grito cuando golpeo la pared de azulejos y terminó con un fino corte a lo largo de la palma de mi mano. «Hasta para eso tengo mala suerte». No sale sangre, pero logra escocerme cuando cae un poco de jabón sobre la herida.

Cierro la llave del agua y me envuelvo con la toalla antes de pararme frente al espejo. Tengo marcas bajo mis ojos, pero por alguna extraña razón mi piel no está pálida ni se me ve enferma, es como si hubiera tenido la peor y la mejor noche todo el mismo día.

Me pongo las cremas que van bien para evitar las estrías del embarazo y para mantener la piel tersa antes del parto, Hannah ha sido muy insistente en esto ya que según ella tendré que cuidarme un poco ahora que voy a estar de nuevo en el mercado. Dejo a un lado la toalla para ponerme la ropa interior y el mono floreado que logré sacar mientras Oliver atendía al botones y el desayuno que trajo. Me niego a salir desnuda del baño de nuevo.

—¿Aún vas a tardar más? —Escucho a Oliver pegado a la puerta y doy un respingo ante la sorpresa. —Esto se va a enfriar y luego no te va a saber igual.

¿Qué más me da a mí si quema o está helado? Si de todas maneras no tengo hambre, ni cuerpo para comer algo que no sea un analgésico para mi dolor de cabeza o un antiemético que me ayude a dejar de vomitar.

—¿Bella?

—T-tardaré un poco más.

Me estoy comportando como una cobarde, lo sé, más acorde a una conducta de una adolescente de 15 años y no con una persona adulta de 23. Pero ¿cómo debo actuar? ¿Debo fingir amnesia? ¿Rezar para que no lo recuerde en un futuro? Decir que estoy avergonzada y taquicárdica es decir poco, me tiemblan tanto las manos que ya he caído el bote de la crema en tres ocasiones y en la última se ha roto la tapa manchando las baldosas.

Espero que mi hijo no herede lo torpe que soy yo.

Me desenredo el pelo y me lo recojo en un moño sin despegar la vista del pelirrojo natural que conservo desde el nacimiento, sigue siendo largo, pero no me siento cómoda llevándolo completamente suelto sin tenerlo alisado.