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Capítulo 22: Amargos recuerdos

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Capítulo 22: Amargos recuerdos

Bella

Lo peor para el corazón es recordar aquello que te lastimó, aquello que creíste superar y, sin embargo, nunca nada puede quedar en el olvido porque la vida se entretiene demostrando que el destino es muy caprichoso.

Mi yo de 15 años creía en los cuentos de princesas, en el príncipe azul que se enamora perdidamente de la joven e inocente protagonista, siendo incapaz de lastimar el corazón de quien se supone que quiere.

Mi yo de 15 soñaba con protagonizar una historia de amor como la de los libros, con finales felices, nada de drama y una vida dedicada a compartir con quien una vez te eligió.

Mi yo de 15 años conoció a ese príncipe con el que muchas niñas sueñan encontrar, aprendió a confiar y se permitió quererlo, pero como pasan en la vida real, la felicidad no es eterna, el príncipe no es perfecto y la historia de amor se convirtió en una pesadilla.

Mi yo de 15 años perdió la valentía, la confianza consigo misma y se convirtió en su propia enemiga. Tardó años en aprender a quererse, o, al menos, a fingir quererse. Demostró ser capaz de sonreír pese a las adversidades, pero nunca llegó curarse, nunca volvió a confiar ciegamente en nadie y nunca pudo olvidar lo bonito que es querer y ser querido.

Con los años comprendí que hay personas que llegan a nuestra vida para enseñarnos una lección, otras para darnos un sorbo de aire fresco y, sin embargo, hay quienes que llegan dispuestas a dañar.

Así es como podría describir cada encuentro con Oliver.

El Oliver de Francia me enseñó una grandísima lección, la de no confiar en quien dice quererte, el de Palm Beach me dio ese respiro, ese aire fresco para continuar con mi vida y el de New York... digamos que desde que nos vimos se ha dedicado a hacerme la vida imposible, a cuestionarme mi propia existencia y... a arrepentirme de cada una de las decisiones que tomé y que todas ellas acabaron acercándome a él.

Lo que nunca llegué a pensar fue que mi destino estuviera ligado a él.

No así.

—Supongo que ya sabes quién soy.

Él estira su mano con la intención de tocarme, pero yo me aparto corriéndome hacia la izquierda. No se mueve, cosa que agradezco, y es que no sé ni cómo sentirme con respecto a él.

¿Engañada? ¿Utilizada? ¿Tonta?

Siento que me han estado viendo la cara durante tanto tiempo y que, en el fondo, todo esto fue su maldito plan desde un principio. Uno muy elaborado. "Seducirme" en Palm Beach, buscarme en New York, contratar a Axel y chantajearme con el propósito de... ¿Esta es su forma de vengarse?

—¿No te alegras de este maravilloso reencuentro?

La bilis me sube por la garganta y lucho con todas mis fuerzas para no vomitar. Lo mismo me pasa con llorar, no se merece una mísera lágrima, demasiadas salieron hace nueve años por uno de los mayores errores de mi vida.

Millionaire: Un embarazo inesperado #1 [BORRADOR]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora