Millionaire: Un embarazo inesperado #1 [BORRADOR]✔️

XLV

Capítulo 45: Preso de amor

Oliver

Tengo la boca seca y un fuerte dolor de cabeza como si me hubiera dado un golpe justo en mitad de la frente. Paso la mano por la cara y hago lo mismo por la nuca. Me cuesta mantener los ojos abiertos, el lugar en el que estoy tampoco es que ayude mucho.

La luz de una lampara me incide de lleno sobre mis pupilas, la silla es incómoda, pero no se compara nada con estar con las manos atadas sobre la mesa de la sala de interrogatorios. Llevo en esta posición desde hace tres horas. 72 horas en las que lo único que me han dicho es que no me mueva de aquí. No sé por qué estoy aquí, aún no me han dejado hacer la llamada y digo con resaca.

—Buenos días, señor Stratford —habla un policía vestido de paisano y toma asiento frente a mí—. ¿Puede contarnos por qué tiene las manos manchadas de sangre?

No ha entrado solo. Otro hombre también está en la sala, lo único que de apoyó en la puerta con cara de malas pulgas.

—¿Por qué me habéis traído aquí? —Muevo el culo en la silla, ya tengo las nalgas dormidas, ignorando la pregunta.

—Porque estás acusado de asesinato.

—¿Asesinato?

—Axel Kane ha aparecido muerto hace unas horas. —Responde el segundo policía. — Varios testigos han confirmado que ayer en ese bar le amenazaste diciéndole que ibas a enterrarle una bala entre ceja y ceja. Y mira por dónde, así ha aparecido.

Yo no recuerdo nada de eso. ¿Estuvo en el bar? Mis últimos recuerdos son estar encerrados en mi despacho bebiendo con mis amigos y mi primo.

—Sabemos que Axel Kane era el prometido de Bella Cooper, mujer que has estado acosando desde que empezó a trabajar —continúa hablando —y quien ahora está ingresada después de que usted le atacó poniendo en riesgo a su hijo.

—Tiene una denuncia puesta por Thalía Cooper —participa el que está sentado en frente de mí —. Será mejor que hables porque todas las pruebas apuntan a ti.

—No diré nada sin presencia de mi abogado.

El agente Reed se levanta y suelta un suspiro antes de salir de la sala. El otro, el agente McDonald, me lleva a empujones hacia una celda.

—Voy a hacer todo lo posible para que te pudras en la cárcel. —Susurra cuando paso a su lado.

—¿Qué ganas tú con todo esto?

—Justicia —dice entre dientes moviendo el bigote.

—¿Justicia? —Enarco una ceja. —Todo a punto a que quieres venganza.

—Es lo mismo, justicia... venganza... ¡Qué más da! Solo importa que pagues por lo que me hiciste.

—¿Y qué te he hecho? —No le conozco de nada.