Millionaire: Un embarazo inesperado #1 [BORRADOR]✔️

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Capítulo 30: El contrato

Oliver

El buen humor con el que venía de Atenas se vuelve agrio cuando veo a la rata ladrona detrás del hermano de Bella sonriendo de oreja a oreja. Cuadra los hombros cuando paso por su lado y, quiera o no, escucho su voz tras mi paso.

—Puedes querer follártela, pero siempre volverá a mí —habla con saña—. Es mía, que no se te olvide.

Respiro hondo para no girarme y golpearlo, los periodistas han llegado por una filtración y no cesan de sacarme fotos y hacerme las mismas preguntas de siempre. ¿Está prometido? ¿Esa chica es su nueva novia? ¿Es cierto que dicen que la contrató porque quería mantener relaciones sexuales con ella?

Arrastro la maleta y vislumbro entre el gentío al hombre que ha sido contratado para cuidarme el culo y para asegurarse de llegar a tiempo a los sitios. Agustín se acerca llevando mi maleta y me entrega su teléfono que está sonando por una llamada de Eva Stratford. Acabo de llegar y ya están jode que jode.

Descuelgo la llamada y la voz de mi madre me deja mudo. Los gritos y sus quejas, aunque justificadas, no cesan durante todo el viaje en coche hasta mi llegada a la mansión, lugar donde me espera, en el despacho, junto a los Vernon con la peor cara que le haya visto en mi vida.

Encima de la mesa hay un montón de periódicos griegos y algunos estadounidenses en donde la noticia estrella es sobre lo que ocurrió en la fiesta de Borousis. Aparezco en la fotografía de espaldas al río mientras Bella se mantiene a mi lado con la mano en mi hombro, por suerte no captaron el beso pues eso supondría tener que escuchar a mi madre por más tiempo.

—Sabes lo que significa esto, ¿cierto? —Eva rodea la mesa llevándose una copa a los labios. —Teníamos un trato y, dado que no cumpliste, es hora de que pagues lo que prometiste.

Los Vernon salen del despacho con la excusa de que quieren comer cuando llega Nana com una bandeja de comida y bebida. Me da un apretón en el hombro como saludo y yo le devuelvo la sonrisa antes de que salga por donde entró.

—Aún puedo conseguirlo sin la necesidad de...

—¿Conseguirlo? —Eva suelta a reír ninguneándome como de costumbre. —Perdiste tu mejor oportunidad, no me vengas ahora con promesas vacías. Se un hombre y cumple con lo que viene el cargo.

—Me diste dos semanas —refuto poniéndome de pie —. El plazo no pasó.

—Pero sí la opción del griego. —Eva entrecierra los ojos. —Quisiste encargarte por tu cuenta y, de nuevo, me demostraste que no puedes manejarlo tú solo. Sigues siendo un crío, el cual no piensa en que sus acciones ponen en jaque a su familia. Te permití que abrieras una discoteca, que la manejaras a tu antojo, pero ya me cansé de tu actitud Oliver y de tus caprichos. Castellar es la prioridad, es ahí donde tienes que poner todos tus recursos.