🅾︎🅲︎🅷︎🅾︎

1.3K 113 1
                                    


╭══════•>☇<•══════╮

𝗘𝗹 𝗽𝗿𝗼𝗳𝗲𝘀𝗼𝗿 𝗱𝗲 𝗣𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀

╰══════•>☇<•══════╯

╰══════•>☇<•══════╯

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

╰───╮ 𓅓 ╭───╯

—Allí, mira.

—¿Dónde?

—Al lado del chico alto y pelirrojo.

—¿La de gafas?

—¿Has visto su cara?

—¿Has visto su cicatriz?

Los murmullos siguieron a Heather el día siguiente desde el momento en que salió del dormitorio. Los alumnos que esperaban fuera de las aulas se ponían de puntillas para mirarla, o se daban la vuelta en los pasillos, observándola con atención. Heather deseaba que no lo hicieran, porque intentaba concentrarse para encontrar el camino de su clase.

En Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes. Otras tenían un escalón que desaparecía a mitad de camino y había que recordarlo para saltar. Después había puertas que no se abrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o les hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que, en realidad, no eran sino sólidas paredes que fingían ser puertas. También era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente. Las personas de los retratos seguían visitándose unas a otras, y Heather estaba segura de que las armaduras podían andar.

Los fantasmas tampoco ayudaban. Siempre era una desagradable sorpresa que alguno se deslizara súbitamente a través de la puerta que seintentaba abrir. Nick Casi Decapitado siempre se sentía contento de señalar el camino indicado a los nuevos Gryffindors, pero Peeves se encargaba de poner puertas cerradas y escaleras con trampas en el camino de los que llegaban tarde a clase. También les lanzaba papeleras a la cabeza, tiraba de las alfombras debajo de los pies del que pasaba, les arrojaba tizas o, invisible, se deslizaba por detrás, agarraba la nariz de alguno y gritaba: ¡TENGO TU NARIZ!

Pero aún peor que Peeves, si eso era posible, era el celador, Argus Filch.

Heather y Ron se las arreglaron para chocar con él la primera mañana. Filch los encontró tratando de pasar por una puerta que, desgraciadamente, resultó ser la entrada al pasillo prohibido del tercer piso. No les creyó cuando dijeron que estaban perdidos, estaba convencido de que querían entrar a propósito y estaba amenazándolos con encerrarlos en los calabozos cuando el peculiar profesor Quirrell, que casualmente pasaba por allí, los rescató.

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora