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𝗘𝗹 𝗰𝘂𝗺𝗽𝗹𝗲𝗮𝗻̃𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗺𝘂𝗲𝗿𝘁𝗲.

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Llegó octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo.

La señora Pomfrey estaba atareadísima debido a una repentina epidemia de catarro entre profesores y alumnos. Su poción Pepperup tenía efectos instantáneos, aunque dejaba al que la tomaba echando humo por las orejas durante varias horas. Como Ginny tenía mal aspecto, Percy le insistió hasta que la probó. El vapor que le salía de debajo del pelo producía la impresión de que toda su cabeza estaba ardiendo.

Las ojeras de Heather eran notorias y era algo que las personas a su entorno notarón más no sabian la razón. Heather no fue cuestionada hasta una mañana en donde estaba utilizando un cuchillo en lugar de una cuchara para sus cereales.

—¡Heather! —habia llamado Hermes, al tiempo que detenia su mano derecha que sostenia el cuchillo.

Ante el abrupto movimiento Heather dio un respingo—. ¿Ah? ¿Qué pasa?

Sus tres amigos la mirarón como si le hubiera salido una segunda cabeza.

—¿Comó que que pasa? ¿Estás bien? ¿Has dormido bien? —cuestionó Hermione.

Hermes bufó—. Reiterando, ¿has dormido? Me imagino que no.

—Exacto, Heather. Te ves del asco.

Hermione le dio un codazo en las costillas por su sensibilidad, que era comparada con la de una roca.

«Aunque... no esta del todo equivocado» pensó Hermione mientras observaba la corbata mal atada de Heather (más de lo normal, porque Heather no sabia atarla y era Hermes quien la ataba por ella), su cabello más alborotado, sus ojeras y los últimos botones de su camisa desabrochados.

—¡Oh, gracias, Ron! Pero volviendo al tema, si, estoy bien, mis horarios de sueño no son los correctos. Dormir hasta tarde y despertar temprano, simplemente el aburrimiento a veces es demasiado, ya los arreglare —mintió con simpleza.

Hermione y Ron asintieron comprendiendo, pero Hermes, sin estar contento con el aspecto de su amiga, chisto la lengua y se dio media vuelta para obligar a Heather hacer lo mismo y comenzar a ordenar su ropa y, como pudo, su cabello.

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora