🆅︎🅴︎🅸︎🅽︎🆃︎🅸︎🅳︎🅾︎🆂︎

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𝗨𝗻𝗮 𝗽𝗿𝘂𝗲𝗯𝗮 𝗶𝗻𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝗮𝗱𝗮

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—¡Potter!, ¡Weasley!, ¿quieren prestar atención?


La irritada voz de la profesora McGonagall restalló como un látigo en la clase de Transformaciones del jueves, y tanto Heather como Ron se sobresaltaron.

La clase estaba acabando. Habían terminado el trabajo: las gallinas de Guinea que habían estado transformando en conejillos de Indias estaban guardadas en una jaula grande colocada sobre la mesa de la profesora McGonagall (el conejillo de Neville todavía tenía plumas), y habían copiado de la pizarra el enunciado de sus deberes («Describe, poniendo varios ejemplos, en qué deben modificarse los encantamientos transformadores al llevar a cabo cambios en especies híbridas»). La campana iba a sonar de un momento a otro.

Cuando Heather y Ron, que habían estado luchando con dos de las varitas de pega de Fred y George a modo de espadas, levantaron la vista, Ron sujetaba un loro de hojalata, y Heather, una merluza de goma.

—Ahora que Potter y Weasley tendrán la amabilidad de comportarse de acuerdo con su edad —dijo la profesora McGonagall dirigiéndoles a ambos una mirada de enfado cuando la cabeza de la merluza de Heather cayó al suelo (súbitamente cortada por el pico del loro de hojalata de Ron)—, tengo que decirles algo a todos ustedes.

»Se acerca el baile de Navidad: constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros. Al baile sólo irán los alumnos de cuarto en adelante, aunque si lo desean pueden invitar a un estudiante más joven...

Lavender dejó escapar una risita estridente. Parvati le dio un codazo en las costillas, haciendo un duro esfuerzo por no reírse también, y las dos miraron a Heather.

La profesora McGonagall no les hizo caso, lo cual
le pareció injusto a Heather, ya que a Ron y a ella sí que los había regañado.

—Será obligatoria la túnica de gala —prosiguió la profesora McGonagall—. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto del día de Navidad y terminará a medianoche. Ahora bien... —La profesora McGonagall recorrió la clase muy despacio con la mirada—. El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire —dijo, en tono de desaprobación.

Lavender se rió más fuerte, poniéndose la mano en la boca para ahogar el sonido. Heather comprendió dónde estaba aquella vez lo divertido: la profesora McGonagall, que llevaba el cabello recogido en un moño muy apretado, no parecía haber echado nunca una cana al aire, en ningún sentido.

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora