🅽︎🆄︎🅴︎🆅︎🅴︎

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𝗟𝗮𝘀 𝘁𝗿𝗶𝗯𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀
𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗻̃𝗼𝗿𝗮 𝗪𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆

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La súbita partida de Dumbledore tomó por sorpresa a Heather, que se quedó sentada donde estaba, en la silla con cadenas, debatiéndose entre la conmoción y el alivio.

Los miembros del Wizengamot empezaron a levantarse, hablando entre ellos, mientras recogían sus papeles y los guardaban.

Heather también se levantó. Nadie le prestaba la más mínima atención, excepto la bruja con cara de sapo que había estado sentada a la derecha de Fudge, y que en ese instante la miraba a ella en lugar de a Dumbledore desde el estrado.

Heather no le hizo caso e intentó captar la mirada de Fudge o la de Madame Bones, porque quería preguntarles si ya podía marcharse; pero el ministro parecía decidido a hacer caso omiso de Heather, y Madame Bones estaba muy ocupada con su maletín, así que la muchacha dio unos pasos vacilantes hacia la salida y, como nadie la llamó, echó a andar muy deprisa.

Los últimos metros los hizo corriendo; abrió la puerta de un tirón y casi chocó con el señor Weasley, que estaba de pie fuera, pálido y con gesto preocupado.

—Dumbledore no me ha dicho...

—¡Absuelta! —gritó Heather cerrando la puerta tras ella—. ¡Absuelta de todos los cargos!

El señor Weasley sonrió, radiante, y la agarró por los hombros.

—¡Eso es fantástico, Heather! Bueno, era evidente que no podían declararte culpable con las pruebas que tenían, pero, aun así, no puedo decir que no estuviera... —Pero el hombre no terminó la frase porque la puerta de la sala del tribunal acababa de abrirse otra vez. Los miembros del Wizengamot comenzaron a desfilar por ella—. ¡Por las barbas de Merlín! —exclamó el señor Weasley, sorprendido, y apartó a Heather para dejarlos pasar—. ¿Te ha juzgado el tribunal en pleno?

—Uh, sí —contestó Heather.

Uno o dos magos saludaron a Heather al pasar, y otros, entre ellos Madame Bones, dijeron al señor Weasley: «Buenos días, Arthur.» Sin embargo, la mayoría esquivó su mirada.

Cornelius Fudge y la bruja con cara de sapo fueron de los últimos en abandonar la mazmorra. Fudge se comportó como si el señor Weasley y Heather fueran parte de la pared, pero la bruja, una vez más, miró de arriba abajo a Heather al pasar a su lado.

El último en salir fue Percy. Al igual que había hecho Fudge, ignoró por completo a su padre y a Heather; pasó sin decir nada con un gran rollo de pergamino y un puñado de plumas de recambio en las manos, con la espalda rígida y la barbilla levantada.

𝖧𝖾𝖺𝗍𝗁𝖾𝗋 𝖩𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁𝗂𝗇𝖾 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora