2 | El plan

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Era un día nevado, sábado, perfecto para tomar chocolate caliente junto a la chimenea envuelto en una delgada manta mientras lees tu libro favorito, pero no, ese no era el caso para Gwyllion, por supuesto que no, su día no podía empezar a la 1 de la tarde, ella tenía que despertar a las 7 de la mañana, cubrirse con un largo suéter rojo de lana y un gorrito con un pompo que le hacía conjunto y salir de su sala común para ayudar a sus hermanos a conquistar a sus galanes.

—¿Me pueden dar un muffin de arándanos? Porque si no me dan comida en los próximos 5 minutos voy a matar alguien, lo juro —. Un muffin con pequeñas manchas rojas fue a parar frente a sus ojos y ella con una sonrisa lo recibió, después de morder agresivamente el pan sonrió radiante como si hubiera renacido
.— Bien, ¿cuál es el plan?

—Tú te ofreciste, deberías tener un plan —. Murmuró Regulus entre pequeños bostezos antes de uno más prolongado en el que se cubrió la boca con una mano

—Yo hablaba del plan de el perro este

—Bien, ya sé que hacer, puedo empezar por acercarme más a él, mostrar interés en lo que al principio parecerá un intento de ser más cercanos

—¿Más? Yo creo que ya más que suficiente —. Regulus sonrió burlón mientras batía su café

—Sirius, recuestas la cabeza en sus piernas durante clases o cuando Dumbledore da un anuncio —. Siguió Gwyllion

—Y él te carga sobre su espalda camino a la primera clase del día

—Le das de comer cuando está leyendo durante el almuerzo

—Y no olvidemos esa vez que-

—Ok, de acuerdo, ya entendí —. Intervino el mayor ante la unión repentina que habían tomado los mellizos contra él, suspiró dejando caer su rostro sobre las palmas de sus manos cuando sus codos se apoyaron en la mesa

—Tan sólo deberías pensar como decirle lo que sientes, se conocen desde hace 5 años, creo que te puedes saltar esa parte de conocerse —. Sugirió Alyn peinando el cabello de su hermano mayor hacia atrás, éste se acercó en un acto inconsciente en busca de más caricias .— Nunca he tenido pareja así que no sé como proceder, pero, tengo una idea que podría ayudar, aunque no sé como no lo pensaron.

—Prosigue —. Habló de inmediato Regulus apoyando ambos brazos en la superficie de la mesa.

—Las tradiciones de cortejo de los sangre pura —. Regulus comprendió al instante, alzando ambas cejas, Sirius abrió ligeramente la boca haciendo un "pop", los dos mayores cruzaron miradas, después miraron a la pecosa, alternando su mirada entre ellos, Gwyllion, ellos de nuevo, Gwyllion, y así una y otra vez, hasta que Regulus cerró los ojos frotando el puente de su nariz, suspiró y se acomodó en su silla, giró su rostro en dirección a una tranquila Gwyllion que ahora comía una galleta con chispas de chocolate.

—¿Estás segura que podría funcionar?

—Si

—Del 1 al 10 —. Dijo Sirius, sólo por diversión, en su mente ya había decidido que hacer, que aunque sería tedioso, estaba seguro que valdría la pena, los orbes grises con rayos ambarinos miraron el lejano techo que apenas y se podía ver, dado lo increíblemente alto que estaba el techo y la oscuridad de la biblioteca era increíble que lograra verse, inclinó su cabeza hacia atrás murmurando un "Mm"

—9 —. Sonrió burlona y metió de un simple desliz de su mano el pequeño trozo de galleta que quedaba, a su boca

—Yo lo haré, no sé tu, Reggie

—...Tal vez —. Gwyllion se ahogó

—¿¡Como dices!? —. Tosió con fuerza en dirección al suelo y se limpio la boca con la manga carmín de su ropa

—¿No era esa tú idea?

—¡No! Es decir, ¡sí!, pero no esperaba que tú accedieras —. Volvió a toser ganando unos golpes en la espalda de parte de el mayor, tomó una gran bocanada de aire y se enderezó, tomó las manos del de pelo rizado y le sonrió, el mayor le devolvió la sonrisa con mucho gusto .— Sé que esto saldrá bien Reg, se merecen el uno al otro

—Gracias por tu apoyo, Al —. Murmuró, se inclinó y besó la frente de la menor que soltó una risita unos tonos más aguda, un bufido se escuchó y cuando los gemelos giraron pudieron ver a Sirius refunfuñando cual niño pequeño haciendo un berrinche

—Yo también soy su hermano —. Reprochó cruzándose de brazos, Gwyllion volvió a reír y se levantó de su silla, rodeó toda la mesa para abrazar al mayor que la apretujo entre sus brazos .— Vamos, Reggie, sé que también quieres

—Ni hablar —. Respondió al instante, alzó la mano frente a su rostro y tomó la taza de té frente a él

—Ah, no, no te harás el recatado hijo y hermano con nosotros, ven acá —. Sirius, con un movimiento de su varita bajó la taza y movió la silla donde estaba Regulus, éste fue arrastrado hasta quedar en medio de sus hermanos que lo abrazaron con tanta fuerza como pudieron, bueno, tanta fuerza como podían aplicar en el delgado Black.

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Mientras que el trio de hermanos pasaba tiempo de calidad en la solitaria biblioteca, en el Gran Comedor, el resto de los Merodeadores almorzaba preguntándose donde estaban los caninos.

—Entiendo que Fangs despierte tan temprano, ¿pero Sirius? —. Entre que James tenía una discusión mental y se quejaba en voz alta, Pettigrew tomaba su sopa de pollo y verduras recomendada por Remus debido a que se recuperaba de una gripe común, y el licántropo leía debatiéndose entre comer y leer al mismo tiempo.

—Dijo que tenía que hablar algo con ella —. Aportó Peter alzando levemente la mirada, removió un par de mechones claros que estaban apunto de caer sobre su sopa y se enderezó en su lugar aclarando su garganta .— Y... Ya saben quién

Los otros dos amigos compartieron ideas por medio de una rápida mirada antes de llegar a una conclusión

—¿Tendrán algún problema con sus padres? —. Sugirió Remus realmente temiendo que fuera así

—No lo sé, últimamente es más raro verlos a los tres compartiendo en la misma habitación —. Los tres amigos parecían tener una nube negra sobre sus cabezas, hasta que dichos hermanos Black llegaron al lugar, Gwyllion estuvo unos segundos frente a la puerta cuestionandose si ir a su mesa o a la mesa de los Gryffindor, finalmente se decidió por esta última, y fue sentarse junto a James, a lado suyo estaba Peter y frente a ellos Remus, junto a él se sentó Sirius.

—Moony, no has comido nada, ¿qué te he dicho de leer en el almuerzo? —. El mencionado sonrió vagamente, ahorrandose responder, el azabache metió un trozo de tarta de manzana a su boca acariciando deliberadamente su mejilla durante el proceso, frente a ellos Gwyllion asintió levantando discretamente ambos pulgares.

—Oye, Gwyn, ¿te gustaría qué estudiáramos más tarde en la biblioteca? —. Preguntó de pronto Peter, tomando un sorbo de su sopa, la aludida casi deja caer su fresa pero asintió, entre ellos James dejando de lado la discreción guiñó un ojo hacía Peter.

Más tarde ese día, cuando el sol estaba a punto de ocultarse, en una esquina en la sección prohibida de la biblioteca, Gwyllion y Peter conversaban entre murmullos, uno sentado junto al otro con un plato de botanas frente a ellos.

The heart knows, the mind don'tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora