The heart knows, the mind don't

11 | Merecer

Está mirando el libro sobre la mesa pero realmente no lo está mirando, en realidad mira a la mesa del lado izquierdo tres mesas adelante, no está mirando su rostro, está mirando esa hermosa cabellera rubia.

La dichosa fiesta en las mazmorras se había aplazado por cosas que no sabía, Lucius se lo había comentado y hoy era la fiesta, el rubio le había dicho que le avisara si iba a asistir o no a lo que llamaba "reunión"

Pero no habían tenido tiempo para hablar y temía que las cosas se hubieran puesto raras.

Malfoy gira ligeramente la cabeza y eso casi le para el corazón, finge estar leyendo la página en la que se encontraban y le parece que Sirius dice algo pero no lo alcanza a escuchar

—Merlín, esos ojos... —. ¿Qué? No importaba, lo que fuera que Sirius murmuraba en ese momento no le importaba, porque estaba demasiado concentrado viendo las grandes y pálidas manos de Lucius agarrarse el cabello y empujarlo lejos de su cuello que se veía ligeramente brilloso, el aula estaba particularmente cálida, como si el profesor quisiera que pareciera verano y no invierno.

¿Qué le importaban los trolls si podía ver a Lucius Malfoy recogiéndose el cabello en una coleta en plena clase?

Qué descarado

Los ojos grisáceos se posan en él y casi pega un brinco en su asiento, cambia la pagina rápidamente volviendo a fingir interés.

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Como dicen por ahí

A veces los amigos son como dos gotas de agua.

Él no prestaba atención a la clase pero siquiera intentaba disimularlo, su mejilla estaba recargada en la palma de su mano, está sonriendo de manera boba mientras observa a su derecha, donde está el amor de su vida, el dueño de su corazón y quien ocupaba su mente, los rayos de sol siempre lo favorecen, y esta ocasión no es la excepción, él y Lily están en la mesa a su derecha, ambos prestando atención a lo que dice el profesor "Tedioso" Binns, baja y sube la vista, fijándola en el libro o en el profesor, en tantos movimientos la luz ilumina sus largas pestañas o su curiosa nariz, sus voluminosos labios o su pajizo cabello.

Ni siquiera se da cuenta que está balbuceando lo que piensa en voz lo suficientemente alta para que James lo oyera, pero por suerte no para que el resto lo hiciera.

Está embobado con sus ojos de miel, como se relame los labios quejándose con su amiga sobre lo horrible que es el clima actual lo hace sentir ansioso y traga saliva

A su izquierda escucha como James se golpea la rodilla con la pata de la mesa y eso lo saca de su ensoñación, cree haber visto a cierto rubio soltar una risita pero está demasiado perdido repasando la imagen de Remus en su cabeza una y otra vez.

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Una clase nunca se le había hecho tan aburrida como en la que en ese momento estaban, trata de prestar atención y mantener los párpados abiertos pero ha dormido tan poco los últimos días que le es prácticamente imposible no quedarse dormido, las palabras del profesor se escuchan ralentizadas a sus oídos, el golpeteo de los dedos contra la mesa proveniente de quien sabe donde se escuchan lejanos, cabecea y por precaución cruza los brazos sobre su libro.

Y de pronto siente un hombro chocar con el suyo y una mano colarse por su espalda, cuando gira a ver al dueño de las acciones siente su corazón acelerarse, porque Severus lo está viendo fijamente con esa mirada profunda y la comisura derecha de su labio muy levemente alzada, es casi imposible notar que sonríe, da un vistazo a su propio hombro y entiende a la perfección el mensaje.