The heart knows, the mind don't

Remus

Gryffindor, prefecto, merodeador, estudiante de lujo, gran amigo, gran pareja, gran... compañero de lectura en una tarde fría y solitaria en la biblioteca. Ese era Remus J. Lupin.

La madre protectora de un grupo de tres indomables adolescentes con cierto gusto a las bromas relacionadas a bombas fétidas.

El encargado de los planes lógicos y bien trazados en un grupo de cinco gamberros, cada uno con un don para eso.

El mejor amigo consejero en el amor y malo en su propio amor. El amigo callado, atractivo pero responsable, uno de día, otro de noche, ese es Remus "come libros" Lupin.

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El sol no lo cegaba, no, el sol no se atrevería, el sol iluminaba su rostro de perfil, hacía brillar la larga cicatriz que atravesaba su nariz, la pequeña superficial que cortaba su ceja y las otras en su pómulo, sus orbes almendrados con la luz del sol brillaban, un dulce brillo, no aterrador, sus pestañas curvadas hacia arriba, mirando al cielo, se iluminaban también, Remus a la luz del sol era un espectáculo que no cualquiera podría apreciar de cerca, y Sirius no era cualquiera, sus cortos mechones de cabello castaño caían sobre su frente cuando se agachaba para leer el libro que descansaba en sus piernas, sus ojos se entrecerraban enfocando la vista y sus labios se movían ligeramente mientras leía, Sirius, no, Padfoot podía admirar eso y más recostado a sus espaldas ofreciéndose como soporte, con su larguirucha anatomía canina rodeaba el flacucho cuerpo de Remus.

—Pads, ¿quieres ir por un bocadillo? —. Agitó su cabeza lentamente, quería seguir admirando su rostro con esa expresión, no era la expresión de buen alumno, no era la del merodeador más ingenioso ni aquella que solo aparecía después de noches de luna llena que decía "acercate y te saco los ojos", era aquella pacífica, con una pequeña sonrisa ladina, alzó una patita y la puso sobre el libro en la pagina en la que estaba abierto, bajo la atenta de Remus y con cierta dificultad pasó la pagina, después lo señaló a él .— ¿Quieres que lea para ti?

Asintió, el castaño se aclaró la garganta y comenzó

—Ahí, en tu rostro

Sirius lo miraba atentamente, adoraba el tono de su voz que siempre tomaba al leer.

—De la forma más natural, como quien descubre las primeras canas

Adoraba escucharlo leer algo que a él le gustaba, porque siempre terminaba por emocionarse como si fuera la primera vez.

—Un día te miras al espejo y te das cuenta de que la fiesta se ha terminado para ti,

De pronto arquea una ceja, un leve movimiento apenas perceptible, parpadea lentamente como si tuviera sueño y sus párpados pesaran, y ama eso.

—De que ya no hay sonrisa improvisada que valga capaz de camuflar semejante desastre,

No importa qué, no importa como, simplemente amaba escucharlo.

—De que, sencillamente, amigo, la vida, sí, la vida, te ha pasado por encima, y tú sin enterarte.

Amaba sus expresiones

—Un día, cualquier día, te das cuenta de todo, de la trampa, del fraude,

Lo amaba a él

—Lo ves escrito ahí en tu rostro, pero ya es tarde.

Oh, por supuesto que lo amaba

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Al principio pensaba poner un poema romántico que hiciera alusión a la relación de ellos dos, pero después una cosa me llevó a otra, Pinterest me llevó a Google y terminé por escoger este, no soy de leer literatura, poemas, o de conocer escritores o algo así, pero quería agregar esto y... así resultó, fin.