Capitulo Seis

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La primera luz del amanecer veteaba la noche de rosa y del verde más pálido. Stefan la observó desde la ventana de su habitacion en aquella casa. El escogio aquella habitación específicamente debido a la trampilla del techo, una trampilla que daba a la plataforma de observación del tejado situad. En aquel momento, la trampilla estaba abierta, y un viento fresco y húmedo descendía por la escalera situada debajo. Stefan estaba totalmente vestido, pero no porque hubiera madrugado. No se había acostado.

Acababa de regresar del bosque y llevaba algunos restos de hojas húmedas pegados a un lado de la bota. Los retiró meticulosamente. Los comentarios de los estudiantes del día anterior no le habían pasado por alto y sabía que se habían fijado en sus ropas. Siempre se había vestido con lo mejor, no sólo por vanidad, sino porque era lo correcto.

Su tutor lo había dicho a menudo: «Un aristócrata debería vestir como corresponde a su posición. Si no lo hace, muestra desprecio por los demás»

.¿Por qué se dedicaba a pensar en aquellas cosas? Claro, debería haber comprendido que hacer el papel de un estudiante era probable que le recordara sus propios días como alumno. En aquellos momentos, los recuerdos le llegaban copiosamente, como si ojeara las páginas de un diario, los ojos capturando una anotación aquí y allí. Una apareció fugazmente ante él: el rostro de su padre cuando Damon había anunciado que abandonaba la universidad. Jamás olvidaría eso. Jamás había visto asu padre tan enojado...

Flash-back

—¿Qué quieres decir con que no vas a volver? —Giuseppe era por lo general un hombre justo, pero tenía mal genio, y su hijo mayor hacia aflorar la violencia que había en él. Justo en aquel momento, ese hijo se tocaba ligeramente los labios conun pañuelo de seda color azafrán.

—Había pensado que incluso tú podrías entender una frase tan simple,padre. ¿Deseas que te la repita en latín?

—Damon... —empezó Stefan con severidad, consternado ante aquella falta de respeto.

Pero su padre le interrumpió.

—¿Me estás diciendo que yo, Giuseppe, Conté di Salvatore, tendré que presentarme ante mis amigos sabiendo que mi hijo es un scioparto? ¿Un bueno para nada? ¿Un haragán que no aporta ninguna contribución útil?

Los criados se iban alejando lentamente a medida que Giuseppe se encolerizaba más.

Damon ni siquiera pestañeó—Al parecer. Si puedes llamar amigos a esos que te lisonjean con la esperanza de que les prestes dinero

—Sporco parassito! —gritó Giuseppe, levantándose de su silla—. ¿No es ya bastante malo que cuando estás en la escuela despilfarres tu tiempo y mi dinero? Ah, sí, lo sé todo sobre el juego, las justas y las mujeres. Y sé que de no ser por tu secretario y tus tutores sus penderías todos los cursos. Pero ahora tienes la intención de deshonrarme totalmente. ¿Y porqué? ¿Por qué? —Su enorme mano se alzó veloz para agarrar la barbilla de Damon—. ¿Para poder regresar a tus cacerías y tu cetrería?

—Padre cuide sus palabras sobre mi hermano—Dice Dereck el hermano de el medio, siempre defendía a sus hermanos sobre cualquier cosa sin importar que le pasara

—¿O sino que Dereck?-Dice su padre retándolo

Stefan tuvo que hacerle justicia a su hermano; Damon ni siquiera se echó atrás. Se mantuvo firme, casi repantigado en la mano de su padre que lo sujetaba, un aristócrata de pies a cabeza, desde la gorra elegantemente sencilla sobre la oscura cabeza pasando por la caparibeteada de armiño hasta llegar a los suaves zapatos de cuero. Su labio superior estaba curvado en un gesto de absoluta arrogancia.

𝔇𝔢𝔫𝔤𝔢𝔯ᴷᴬᵀᴱᴿᴵᴺᴱ ᴾᴵᴱᴿᶜᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora