Capitulo veintiseis

122 7 0
                                    

—¡Date prisa! —gritó Bonnie desde la puerta del gimnasio.

Junto a ella aguardaba el conserje del instituto de secundaria, el señor Shelby.

Elena lanzó una última ojeada a las lejanas figuras del campo de rugby y luego, de mala gana, cruzó la pista para reunirse con Bonnie.

—Sólo quería decirle a Stefan adonde iba —dijo.

Tras una semana de estar con él, todavía sentía un estremecimiento de emoción con sólo pronunciar su nombre. Cada noche de aquella semana él había ido a su casa, apareciendo en la puerta cuando empezaba a caer la noche, con las manos en los bolsillos y llevando la americana con el cuello levantado. Por lo general daban un paseo bajo el crepúsculo o se sentaban en el porche a conversar. Aunque no se mencionaba, Elena sabía que era el modo de Stefan de asegurarse de que no estaban solos en la intimidad. Desde la noche del baile, él se había asegurado de ello. Protegiendo su honor, pensaba Elena con ironía y con una punzada de dolor, pues sabía en su corazón que ése no era el único motivo.

—Puede vivir una tarde sin ti —dijo Bonnie, insensible—. Si te pones a hablar con él jamás conseguirás marcharte, y a mí me gustaría llegar a casa a tiempo de poder cenar algo.

—Hola, señor Shelby —saludó Elena al conserje, que seguía aguardando pacientemente.

Ante su sorpresa, éste cerró un ojo, dedicándole un solemne guiño. Esta hizo una mueca de confusion y cuandose fue a girar para volver a mirar al frente choca con alguien haciendo que por poco caiga a el suelo pero este la aguenta con rapidez. Elena cuando abrio los ojos y se encontro con unos ojos azules intensos, Dereck sostenia a Elena al levantarla esto quedaron demasiado cerca, Dereck rapidamente al darce cuenta de la cercania se separa de Elena.

—Debes de tener mas cuidado Gilbert-dice este con una sonrisa

—Gracias por volverme a salvar-dice esta apenada—¿Que haces por aca Dereck?

—Vine a que aceptaran mi solicitud para entrar a la escuela, asi que me veras mas seguido

—Que alegria-dice esta con una sonrisa

—Elena, ¿Dónde está Meredith? —Grita Bonnie.

—Aquí —dijo una voz detrás de Elena, y Meredith apareció con una caja de cartón llena de carpetas de anillas y cuadernos de notas en los brazos—. He sacado el material de tu taquilla. Hola chico guapo

—Hola Brasileña-dice este con una sonrisa—Bueno me voy ya que solo estaba dando un recorrido por la escuela, nos vemos mañana chicas-este les dedica una sonrisa a ambas y se gira hacia Bonnie e levanta la mano y la agita suavemente en forma de saludo. Este sigue su camino con una postura recta.

—Valla hombre-dice Meredith y se muerde el labio

—¿Ya estáis todas? —preguntó el señor Shelby—. Bien, pues ahora, chicas, dejad la puerta cerrada con llave, ¿me oís? De ese modo nadie puede entrar.

Bonnie se detuvo en seco.

—¿Está seguro de que no hay nadie dentro ya? —inquirió con recelo.

Elena le asestó un empujón entre lo omóplatos.

—Date prisa —la imitó en un tono nada amable—. Quiero llegar a casa a tiempo para la cena.

—No hay nadie dentro —dijo el señor Shelby, haciendo una mueca por debajo del bigote—. Pero gritad si queréis algo, chicas. Estaré por aquí.

La puerta se cerró detrás de ellas con un curioso sonido inapelable.

—A trabajar —dijo Meredith con resignación, y depositó la caja en el suelo.

𝔇𝔢𝔫𝔤𝔢𝔯ᴷᴬᵀᴱᴿᴵᴺᴱ ᴾᴵᴱᴿᶜᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora