Capitulo veintidos

121 9 0
                                    

El crepúsculo... la profunda oscuridad violeta del crepúsculo... 

 Las tonalidades aterciopeladas se desvanecieron alrededor de Dereck y éste volvió en sí. No era el anochecer, sino el amanecer, lo que teñía el cielo a su alrededor. Absorto en sus pensamientos, había conducido hasta el linde del bosque. 

 Al noroeste pudo ver el puente en aquel puente donde a Katherine le giustaba pasar. Un nuevo recuerdo aceleró su pulso. Dereck le prometio a Katherine que por ella estaba dispuesto renunciar a todo por ella. Y eso era justamente lo que había hecho. 

Había renunciado a todo a su familia, a una vida normal, su futuro prometedor  y se había convertido en una criatura de la oscuridad por ella. Un cazador condenado a ser cazado eternamente, un ladrón que debía robar vida para llenar sus propias venas, un hechicero maldito por la sed de sangre. 

 Y tal vez un asesino. 

 No, habían dicho que aquella chica llamada Vickie no moriría. Pero su siguiente víctima sí podría hacerlo. Lo peor respecto a aquel último ataque era que no recordaba nada sobre él. Recordaba la debilidad, la abrumadora necesidad, y recordaba haber cruzado tambaleante la entrada de la iglesia, pero nada después de eso. Había vuelto en sí en el exterior con el grito de Elena resonando en los oídos... y había corrido veloz hacia ella sin detenerse a pensar en lo que podría haber sucedido.

Elena... Por un momento sintió una oleada de pura alegría y temor reverencial, olvidando todo lo demás. Elena, cálida como la luz del sol, suave como la mañana, pero con un corazón de acero que no se podía romper. Era como fuego ardiendo en hielo, como el afilado filo de una daga de plata.

 Talvez ella no sea tan mala como pensaba, el solo queria conocer a Elena y saver si era Katherine fingiendo ser otra persona o si Elena si existia y no era una artimaña de Katherine, pero ayer se dio cuenta de que ella si es una persona de verdad, pero de cierta forma si tenia la esperanza de que si fuese Katherine. Katherine podia engañar a sus hermanos pero nunca pudo con Dereck.

A el hermano de el medio de los Salvatore sobre todo le agrado Elena y aunque el sea una bestia pero nunca tocaria uno de los cabellos de Elena como nunca lo hizo con Katherine. 

 «Moriré antes que tocarla —pensó, haciendo una promesa—. Antes que abrir sus venas, moriré de sed. Y juro que jamás sabrá mi secreto. Jamás tendrá que renunciar a la luz del sol por mí.»

 Detrás de él, el cielo se iluminaba. Pero antes de marchar, envió un pensamiento sonda, con toda la fuerza de su dolor tras él, buscando algún otro Poder que pudiera estar cerca. Buscando alguna otra solución a lo que había sucedido en la iglesia. 

 Pero no había nada, ningún indicio de una respuesta. El cementerio se burlaba de él con su silencio.



Elena despertó con el sol brillando en su ventana. De inmediato se sintió como si acabara de recuperarse de una larga gripe y como si fuera la mañana del día de Navidad. Sus pensamientos se mezclaron entre sí mientras se sentaba en la cama. 

 Ah. Le dolía todo el cuerpo. Pero ella y Stefan..., eso lo arreglaba todo. Aquel borracho palurdo de Tyler... Pero Tyler ya no importaba. Nada importaba, excepto que Stefan le mirara. 

 Bajó en camisón, advirtiendo por la luz que entraba oblicuamente por las ventanas que debía de haber dormido hasta muy tarde. Tía Jenna y su hermano Jeremy estaban en la sala. 

 —Buenos días, tía Jenna. —Dio a su sorprendida tía un largo y fuerte abrazo—. Y buenos días, Jeremy. —Le paso la mano por el pelo 

 Tía Jenna deja de batir el huevo y presta un poco de atencion a el rostro de Elena, aunque había oscuras ojeras bajo sus ojos, sonreía. 

 —Pareces de buen humor esta mañana.  

—Lo estoy. —Elena le dio otro abrazo para pedir perdón por las oscuras ojeras.

 —Ya sabes que hemos de ir al despacho del sheriff para hablarles sobre Tyler. 

 —Sí. —Elena sacó zumo de la nevera y se sirvió un vaso—. Pero ¿puedo acercarme a casa de Vickie primero? Sé que debe de estar alterada, en especial porque parece que no todo el mundo le cree. 

 —¿Tú le crees, Elena? 

 —Sí —respondió ella lentamente—. Le creo. Y, tía Jenna —añadió, tomando una decisión—, a mí también me sucedió algo en la iglesia. Me pareció... 

 —¡Elena! Bonnie y Meredith han venido a verte. —La voz de Jeremy sonó procedente del vestíbulo.

 La atmósfera confidencial se rompió. 

 —Ah..., hazlas entrar —contestó Elena, y tomó un sorbo de zumo de naranja—. Te lo contaré luego —le prometió a tía Jenna, mientras unas pisadas se aproximaban a la cocina. 

 Bonnie y Meredith se detuvieron en la entrada, permaneciendo de pie con una formalidad poco habitual. La misma Elena se sintió violenta y aguardó hasta que su tía volvió a abandonar la habitación para hablar. 

 Entonces carraspeó, con los ojos fijos en una baldosa desgastada del linóleo. Les dirigió una rápida mirada a hurtadillas y vio que tanto Bonnie como Meredith tenían la vista puesta en aquella misma baldosa.

 Prorrumpió en carcajadas, y ante su sonido las otras dos alzaron los ojos. 

 —Me siento demasiado feliz para colocarme siquiera a la defensiva —dijo Elena, tendiéndoles los brazos—. Y sé que debería lamentar lo que dije, y realmente lo lamento, pero sencillamente no puedo mostrarme patética al respecto. Me porté pésimamente y merezco que me ejecuten. Ahora, ¿no podríamos simplemente fingir que nunca sucedió? 

 —Realmente deberías sentirlo, mira que dejarnos allí plantadas de ese modo —la reprendió Bonnie mientras las tres se fundían en un abrazo. 

 —Y con Tyler, nada menos —apostilló Meredith.

 —Bueno, he aprendido la lección en ese sentido —dijo Elena, y por un instante su ánimo se ensombreció. 

 En ese momento Bonnie gorjeó una risita. 

 —Y te llevaste el gran premio..., ¡a Dereck Salvatore!  ¿Como se sinto que semejante hombre te salvara?

 — Simplemente apareció, igual que un Superhéroe de las peliculas y me cargo como igualito que en las peliculas

—Defendiendo tu honor —dijo Bonnie—. ¿Qué podría ser más emocionante? 

 —Se me ocurren una o dos cosas —indicó Meredith—. Pero, claro, es posible que Elena también las tenga incluidas. 

 —Os lo contaré todo —dijo Elena, soltándolas y retrocediendo—. Pero primero, ¿iréis a casa de Vickie conmigo? Quiero hablar con ella. 

 —Puedes hablar con nosotras mientras te vistes y mientras andamos y mientras te cepillas los dientes, de hecho —dijo Bonnie con firmeza—. Y si te dejas aunque sea un mínimo detalle, te vas a enfrentar con el tribunal de la Inquisición. 

 —Como verás —indicó Meredith maliciosamente—, todo el trabajo del señor Tanner ha tenido su compensación. Bonnie sabe ahora que la Inquisición no es un grupo de rock. 

 Elena reía con auténtico entusiasmo mientras subían por la escalera. 

𝔇𝔢𝔫𝔤𝔢𝔯ᴷᴬᵀᴱᴿᴵᴺᴱ ᴾᴵᴱᴿᶜᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora