Capitulo veinte

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Matt trataba de cargar a Vicki pero esta no se dejaba ya que se movia demasiado.

—Marchaos ahora

Jeremy miró carretera adelante y luego  con ayuda de Matt se llevaron a la temblorosa muchacha al coche. 

 —Te sacaremos de aquí —dijo—, pero tienes que decirnos qué ha sucedido. Bonnie, dame tu chal. Está helada.

 —Y herida —dijo Matt sombrío—. Parece en estado de choque o algo así. La cuestión es, ¿dónde están los demás? Vickie, ¿iba Elena contigo? 

 Vickie sollozó, cubriéndose el rostro con las manos mientras Meredith colocaba el irisado chal de Bonnie alrededor de sus hombros. 

 —No..., Dick —dijo de un modo ininteligible; parecía como si hablar le provocara dolor—. Estábamos en la iglesia..., fue horrible. Apareció... como neblina todo alrededor. Neblina oscura. Y ojos. Vi sus ojos allí en la oscuridad, ardiendo. Me quemaron... 

 —Delira —dijo Bonnie—. O está histérica, o como queráis llamarlo. 

 —Vickie, por favor —dijo Matt, hablando despacio y con claridad—, sólo dinos una cosa. ¿Dónde está Elena? ¿Qué le sucedió? 

 —No lo sé —Vickie alzó un rostro manchado de lágrimas hacia el cielo—. Dick y yo... estábamos solos. Estábamos... y entonces de repente todo se oscureció a nuestro alrededor. No podía correr. Elena dijo que la tumba se había abierto. A lo mejor fue de ahí de donde salió. Fue horrible...

 —Estaban en el cementerio, en la iglesia en ruinas —interpretó Meredith—. Y Elena estaba con ellos. Mirad esto.

 Bajo la luz interior, todos vieron los profundos arañazos recientes que descendían por el cuello de Vickie hasta el corpiño de encaje de su combinación. 

 —Parecen marcas de un animal —dijo Jeremy—. Como las marcas de las zarpas de un gato, tal vez. 

 —No fue un gato lo que atacó a aquel viejo del puente —dijo Matt. 

 El muchacho estaba pálido, y los músculos de su mandíbula sobresalían. Meredith siguió la dirección de su mirada carretera adelante y luego meneó la cabeza.

 —Matt, tenemos que llevarla de vuelta primero. Tenemos que hacerlo —dijo Meredith—. Escúchame, estoy tan preocupada por Elena como tú. Pero Vickie necesita un médico, y debemos avisar a la policía. No tenemos elección. Debemos regresar. 

 Matt volvió a mirar fijamente la carretera durante otro prolongado momento, luego soltó aire con un siseo. Cerrando la portezuela de golpe, puso el coche en marcha y lo hizo girar, cada movimiento realizado con violencia. 

 Durante todo el camino de vuelta a la ciudad, Vickie no dejó de gimotear.


El camino de regreso a la casa de Elena fue muy silencioso solo hablaba cuando tenia que indicar la direcion, cuando llegaron Dereck freno frente a la casa de Elena. En cualquier otro momento se habría sentido muy emocionada de entrar en el elegante coche rojo de Dereck, pero esa noche apenas se dio cuenta. Él le mantuvo la mano cogida mientras conducían por las calles desiertas. Lo primero que Elena vio cuando se acercaban a su casa fue las luces

—Es la policía —dijo, recuperando la voz con cierta dificultad; resultaba curioso hablar tras haber estado en silencio durante tanto rato—. Ése de la entrada es el coche de Robert. Y ahí está el de Matt —indicó; miró a Stefan, y la paz que la había inundado pareció frágil de repente—. Me pregunto qué ha sucedido.

 Bajaron de el coche. Al entrar a la casa, Elena vio lo que parecían docenas de rostros vueltos hacia ella y tuvo una repentina visión del aspecto que debía de tener ella, allí de pie en la entrada con la envolvente capa de terciopelo negro y con Dereck a su lado. Y entonces tía Jenna lanzó un grito y la rodeó con sus brazos, zarandeándola y abrazándola al mismo tiempo.

𝔇𝔢𝔫𝔤𝔢𝔯ᴷᴬᵀᴱᴿᴵᴺᴱ ᴾᴵᴱᴿᶜᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora