Capitulo treinta y ocho

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Y así, con la vista fija en la oscuridad que reinaba fuera de la ventana, donde resplandores azules iluminaban de vez en cuando el cielo, empezó su relato.

Habló sin apasionamiento, sin emoción, eligiendo las palabras con cuidado. Le habló de su padre, aquel robusto hombre del Renacimiento, y de su mundo en aquel tiempo en Mystic Fall y en su finca campestre. Le habló de sus estudios y ambiciones. De sus  hermanos, que era tan distintos de él y del rencor que existía entre ellos.

—No sé cuándo empezó a odiarme Damon —dijo—. Fue siempre así desde que puedo recordar. Quizá fue porque soy el bastardo, el hijo de la sirvienta la cual murio y luego fue tratado como su igual, pero yo de chico siempre admire a Demon, luego su madre murio y creo que desde entonce me dasensación de que me culpaba. —Hizo una pausa y tragó saliva—. Y luego, más adelante, apareció una muchacha.

—¿Aquella a la que yo te recordaba? —inquirió Elena con suavidad, y él asintió—La ex de Stefan de la cual el no habla y la cual supongo que te dio ese brasalete tan valioso para ti

El echo una ojeada a su brasalete negro que esta en la mano derecha, luego le devolvió la mirada. A continuación, lentamente giro el brasalete el cual tenia dos iniciales "K&D" las iniciales de ellos dos, fue un regalo de el para ella, el cual eran dos brasaletes a conjunto.

—Sí, yo le regale un brazalete igual para que fuera a conjunto, este brazalete es muy especial yo mismo lo hice pensando en ella—respondio, levanto su mano y giraba su anillo—Eres una chica muy observadra seguro notaste que mis hermanos tinen anillos de plata y oro iguales y el mio es solo oro blanco—Elena asiente con delicadesa—Ella nos regalo estos anillos, y a mi me lo regalo blanco segun ella era diferente a mis hermanos

—Entonces, ¿ella era... como tú?

—Ella me hizo lo que soy.

Con voz entrecortada, le habló de Katherine. De la belleza y la dulzura de Katherine, y de su amor por ella. Y que a diferencias de sus hermanos a el no le hizo falta estar con ella para poder amarla.

—Ella era demasiado dulce, llena de demasiado afecto —dijo por fin, lleno de dolor—. Se lo daba a todo el mundo, incluido mi hermanos. Pero mis hermanos le dieron un definitivo le dieron a escoger, a ella que siempre queria todo.  Y entonces... vino a mí.

El recuerdo de aquella noche, de aquella noche dulce y terrible, regresó como un torrente. Ella había ido a él. Y él se había sentido tan feliz, tan lleno de temor reverente y dicha... Intentó explicárselo a Elena, encontrar las palabras. Toda aquella noche había sido feliz, aunque no solo ella fue a buscar consuelo en sus brazos y el no tuvo la valentia de confesar sus sentimientos esa noche el no le toco ni un cabello solo la acurruco en su regaso toda la noche y solo eso le vastaba para ser feliz e incluso a la mañana siguiente, cuando despertó y ella se había ido, se había sentido poseído de la mayor de las dichas...

Casi podría haberse tratado de un sueño, pero las dos pequeñas heridas del cuello eran reales. Le sorprendió descubrir que no le dolían y que ya parecían haber cicatrizado parcialmente. El cuello alto de su camisa las ocultaba.

La sangre de Katherine ardía en sus venas ahora, se dijo, y esas mismas palabras hicieron latir aceleradamente su corazón. Le había dado su energía a él; le había elegido. Incluso tuvo una sonrisa para Damon cuando se encontraron en el lugar designado aquella noche. Damon se había ausentado de la casa todo el día, pero apareció en el jardín meticulosamente ornamentado con escrupulosa puntualidad y se quedó repantigado contra un árbol, ajustándose los puños. Katherine se retrasaba.

—A lo mejor está cansada —sugirió Stefan, contemplando cómo el cielo color melón se fundía en un profundo negro azulado. Intentó mantener la tímida satisfacción que sentía alejada de su voz.

𝔇𝔢𝔫𝔤𝔢𝔯ᴷᴬᵀᴱᴿᴵᴺᴱ ᴾᴵᴱᴿᶜᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora