Capitulo Catorce

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26 de septiembre 

Querido diario: 

Perdón por la gran demora y realmente no puedo explicar por qué no lo he escrito: excepto que hay muchas cosas de las que tengo miedo de hablar, incluso contigo

Primero sucedió algo muy aterrador. El día que Bonnie, Meredith y yo estuvimos en el cementerio, atacaron a un anciano y casi lo matan. La policía aún no ha encontrado al perpetrador y se cree que el anciano está loco porque cuando se despertó comenzó a hablar frenéticamente sobre "ojos en la oscuridad" y cosas como robles. Pero recuerdo lo que nos pasó esa noche, y quiero saberlo. Me asustó.

Por un tiempo, todos estaban aterrorizados y todos los niños tenían que quedarse en la casa después del anochecer o salir en grupos. Pero han pasado casi tres semanas y no ha habido más ataques, por lo que todo el alboroto se está desvaneciendo. La tía Jenna no podía entender el ataque. El padre de Tyler Lockwood incluso sugirió que el anciano podría haberlo hecho él mismo; aunque me gustaría ver cómo alguien se muerde a sí mismo en la garganta.

 Pero he estado ocupado con el Plan B. Hasta aquí todo bien. Recibí algunas cartas y un ramo de rosas rojas de "Jean-Claude" (el tío de Meredith era florista) y todos parecían olvidar que una vez estuve interesado en Stefan. Así que mi estatus social está a salvo. Incluso Caroline no causó ningún problema.

De hecho, no sé qué está haciendo Caroline estos días, y no me importa. Nunca la volveré a ver a la hora del almuerzo o después de la escuela. Parece haber alienado por completo a su ex equipo

Sólo hay una cosa que me importa en estos momentos, Stefan. 

Ni siquiera Bonnie y Meredith se dan cuenta de lo vital que es para mí, y me da miedo decírselo; me temo que pensarían que estoy loca. En la escuela muestro una máscara de calma y autocontrol, pero interiormente..., bueno, sencillamente, cada día empeora.

Tía Jenna ha empezado a preocuparse por mí. Dice que no como suficiente estos días, y tiene razón. Parezco incapaz de concentrarme en mis clases, ni en nada divertido, como lo de la Casa Encantada para recaudar fondos. No puedo concentrarme en nada que no sea él. Y ni siquiera comprendo el motivo.

 No me ha dirigido la palabra desde aquella tarde horrible. Pero te contaré algo extraño. La semana pasada, durante la clase de historia alcé los ojos un momento y le pesqué mirándome. Estábamos sentados a unos cuantos asientos de distancia, y él estaba totalmente vuelto de lado en su pupitre, mirando. Por un momento me sentí casi asustada y mi corazón empezó a latir con fuerza, y simplemente nos quedamos mirándonos fijamente el uno al otro..., y luego él desvió la mirada. Pero desde entonces ha sucedido otras dos veces, y cada vez noté sus ojos puestos en mí antes de verlos. Es literalmente cierto. Sé que no es mi imaginación.

 No se parece a ningún chico que haya conocido.

 Parece tan aislado, tan solo... Aunque sea elección propia. Ha causado un gran impacto en el equipo de rugby, pero no anda por ahí con ninguno de los chicos, excepto tal vez con Matt. Matt es el único con el que habla. Tampoco sale con ninguna chica, que yo sepa, de modo que quizá el rumor de que es un agente de estupefacientes está funcionando. Pero es más probable que esté evitando a otras personas que no que ellas le eviten a él. Desaparece entre clases y tras los entrenamientos, y ni una sola vez le he visto en la cantina. Jamás ha invitado a nadie a su casa. Nunca visita la cafetería después de las clases.

 Así pues, ¿cómo voy a pescarle en algún lugar donde no pueda huir de mí? Éste es el auténtico problema que tiene el Plan B. Bonnie dice: «¿Por qué no quedarte atrapada con él en medio de una tormenta eléctrica, de modo que tengáis que acurrucaros juntos para mantener el calor corporal?». Y Meredith sugirió que mi coche se estropeara frente a su casa. Pero ninguna de esas ideas es práctica, y me estoy volviendo loca intentando pensar en algo mejor. 

Cada día es peor para mí. Me siento como si fuera un reloj o algo parecido, con la cuerda a punto de saltar de tanto darle vueltas. Si no encuentro algo que poder hacer pronto, voy a...Iba a decir «morir». 

La solución se le ocurrió de un modo más bien repentino y sencillo. 

Sentía lástima por Matt; sabía que se había sentido dolido por el rumor sobre Jean Claude, pues apenas había hablado con ella desde que se supo la historia. Por lo general se limitaba a saludarla con un veloz movimiento de cabeza cuando se cruzaba en su camino. Y cuando tropezó con él un día en un pasillo vacio frente al aula de Escritura Creativa, el muchacho desvió la mirada. 

—Matt... —empezó.

 Quiso decirle que no era cierto, que nunca habría empezado a salir con otro chico sin decírselo a él primero. Quiso decirle que nunca había sido su intención herirle, y que se sentía fatal en aquellos momentos. Pero no sabía cómo empezar, así que finalmente se limitó a soltar: «¡Lo siento!», y se giró para entrar en el aula.

 —Elena —dijo él, y ella dio media vuelta. 

Ahora sí la miraba, con los ojos entreteniéndose en sus labios, sus cabellos. Luego meneó la cabeza como para indicar que le había gastado una buena jugarreta. 

—¿Existe de verdad ese tipo francés? —inquirió finalmente. 

—No —respondió ella al momento y sin vacilación—. Lo inventé —añadió con sencillez— para demostrar a todo el mundo que no estaba disgustada por... —Se interrumpió. 

—Por lo de Stefan. Comprendo. —Matt asintió, mostrándose a la vez más sombrío y algo más comprensivo—. Pero no creo que te evite porque tenga algo personal contra ti. Es así con todo el mundo... 

—Excepto contigo. 

—No. Me habla a veces, pero no sobre nada personal. Nunca dice nada sobre su familia o lo que hace fuera del instituto. Es como... como si hubiera un muro a su alrededor que no puedo atravesar. No creo que jamás deje que nadie atraviese ese muro. Lo que es una condenada idiotez, porque creo que en realidad se siente desdichado.Elena reflexionó sobre ello, fascinada por una visión de Stefan que no había considerado antes. Él siempre parecía tan controlado, tan calmado e imperturbable... Pero, por otra parte, sabía que ella también causaba esa impresión a otras personas. ¿Sería posible que en el fondo él se sintiera tan confuso e infeliz como ella?

𝔇𝔢𝔫𝔤𝔢𝔯ᴷᴬᵀᴱᴿᴵᴺᴱ ᴾᴵᴱᴿᶜᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora