Capítulo 27 - Cantantes por un día.

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Maldición, me encanta cuando Christopher me folla

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Maldición, me encanta cuando Christopher me folla. Esa es la mejor sensación del mundo, lo hace también y me vuelve loca, aunque debo admitir que me estoy volviendo un poco descarada y me da miedo pensar que Christopher me vea como una adicta al sexo, no digo que lo hagamos las veinticuatro horas del día. Desde que perdí mi virginidad con él, lo hemos hecho unas cinco veces y siempre que lo hacemos vamos mejorando; hemos hecho muchas posiciones dándonos placer y no me quejo de ello, pero aun así le voy a preguntar si le gusta mi actitud hacía eso.

La fiesta de disfraces estaba transcurriendo normal. Todos estábamos en la barra tomando tequila como si este fuera nuestro último día de vida. Habían pasado minutos y ya nos habíamos tomado dos botellas de tequila. Miraba de reojo a Chris quien me estaba mirando con el ceño fruncido porque según él yo estaba tomando mucho.

– Amor, creo que ya debes dejar de tomar –dijo él. Hice como si no lo escuchara y cogí otro trago.

– No, quiero seguir bebiendo.

Dos horas después ya nos habíamos tomado dos botellas más de tequila y si señores ya estaba oficialmente borracha. No podía ponerme de pie porque me tambaleaba, todos se reían de mí excepto mi novio que estaba que me cargaba y me sacaba de ahí.

Me levanté de mi puesto y apoyé mi mano en el hombro de Christopher. Me enderecé y el mundo me empezó a dar vueltas.

– Nece...necesito –empecé a hablar poniéndome la mano en la boca.

– ¿El qué? –Christopher se puso de pie y cogió mi cara con sus manos–. Cariño, habla.

– Creo que voy a vomitar –murmuré. Él cogió mi brazo y me condujo hasta el baño que estaba al final del pasillo antes de las escaleras. No esperé ni un segundo más y me arrodillé apoyándome en el inodoro para vomitar, expulsé todo lo que había comido y bebido durante toda la fiesta, Christopher agarró mi cabello y sobaba mi espalda. Bajé la manilla y Chris me ayudó a levantar. Aunque ya había vomitado todo, mi alrededor daba vueltas y veía a Chris borroso. Salimos del baño y nos detuvimos un momento para tomar aire.

– ¿Estás bien, amor? –Dijo. Yo asentí, pero realmente me sentía muy mareada–. No me mientas, estás pálida y temblando.

– Todo me da vueltas y te veo doble –me reí–, creo me voy a desma...

Sentí como mi cuerpo caía lentamente y vi el horror en los ojos de mi novio quien me cogió en sus brazos antes de tocar el piso.

No sé cuánto tiempo había pasado, pero sentía como varias personas me llamaban, distinguía unas voces de mis amigos. La cabeza me dolía demasiado y sentía que me iba a explotar. Alguien cogió mi mano y la entrelazó con la suya. Parpadeé varias veces antes de abrir los ojos y así acostumbrarme a la claridad. Abrí los ojos y estaban todos observándome y al ver que abría los ojos se acercaron a mí.

– ¿Cómo te sientes? –Preguntaron todos al tiempo. Yo solo pude poner mi dedo en la boca para callarlos porque me dolía la cabeza, ellos asintieron y se sentaron en la cama. Reparé la habitación donde estaba porque no se parecía a la mía, miré a todos lados y pude darme cuenta que era la de Christopher.

Amor de aeropuerto ¿Destino o casualidad? (Biología Amor #1) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora