Como las chicas habían quedado en hacer una pijamada y no las veríamos esa noche, nosotros también decidimos hacer una noche de chicos. No es que nunca lo hayamos hecho –porque cuando mi madre se va de viaje siempre los chicos me acompañan–, sino que como está Nain esta sería la primera vez con mi cuñado. Después de pensar tanto coincidimos en irnos a la cabaña de la mamá de Paul, comprar hamburguesas y cervezas. Íbamos a pasar la tarde con las chicas y a las seis nos iríamos a la cabaña.
Estábamos en un examen de química y como era en el laboratorio el profesor nos dejó hacerlo en parejas para no ocasionar un accidente con los químicos. Teníamos que hacer unas mezclas con químicos con nombres más difíciles que quien sabe qué. Cogí los guantes y las gafas y me acomodé en la silla al lado de Mar quien estaba concentrada leyendo las hojas donde estaban las indicaciones de las mezclas.
– Cariño –le susurré en el oído y ella se sobresaltó.
– Ummm –habló sin quitarle los ojos de encima a la hoja.
– Con los chicos decidimos irnos hoy a las seis a la cabaña de la mamá de Paul para tener una noche de chicos, así como ustedes la tendrán.
– Ujum. ¿Y?
– Nada, solo quería que supieras.
– Está bien amor.
Ella volteó la cabeza y me regaló una tierna sonrisa y me dio un beso en la mejilla y regresó la mirada a la hoja.
– Bueno chicos, a partir de ahora tendrán cuarenta y cinco minutos para que hagan las tres mezclas. Para obtener una buena nota como mínimo tienen que hacer dos mezclas bien hechas así que tienen que hacer todo lo posible para echar las cantidades necesarias en los utensilios y mezclarlas bien. Buena suerte para todos –dijo la profesora Jules. Todos asentimos y empezamos a hacer la primera mezcla que era la más fácil.
Empecé a hacer la primera mezcla. Eché el cuarto del primer químico junto al litro del otro químico –no sé los nombres por eso les digo químicos–. Terminé la mezcla y la puse en la balanza para ver si había echado lo suficiente en el recipiente.
– Haces la segunda, amor y yo hago la última que es la más difícil –sugirió Mar. Yo acepté porque química no es mi fuerte y en cambio Mar es la que más sabe química en el salón. Hice la segunda mezcla y la hice bien, gracias al señor.
Mar cogió los últimos químicos y empezó a hacer la mezcla. Mientras ella estaba concentrada, yo la veía detenidamente, me gusta observarla hacer cualquier cosa porque me gustaba ver todas las caras que hacía. Solté una risa y Mar me miró con los ojos entrecerrados.
– ¿De qué te ríes? –Inquirió con una ceja alzada.
– De nada mi amor –tragué grueso y ella dejó de mirarme.
Mar terminó de revolver las mezclas y las puso en la balanza.
– Profesora Jules –llamó Mar–, ya terminamos.
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Amor de aeropuerto ¿Destino o casualidad? (Biología Amor #1) +18
Novela JuvenilMarena, es una chica de diecisiete años y prácticamente toda su vida ha pasado viajando de ciudad en ciudad junto a sus padres y su hermano gemelo. Ella nunca ha tenido amigos, no se ha enamorado, no ha probado el alcohol y mucho menos a asistido a...