Capítulo 29 - Competencia.

63 5 0
                                    

El vuelo estuvo relajado y una hora después ya estaba saliendo del aeropuerto de San Diego

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El vuelo estuvo relajado y una hora después ya estaba saliendo del aeropuerto de San Diego. Cogí un taxi y salimos al hotel. Me registré y dejé mi equipaje en mi habitación y salí a la academia de surf para llenar el papeleo.

– Hola, buenas tardes ¿está Francis? –Pregunté a la recepcionista de la academia. Ella llamó y me guio hasta la oficina de él.

– Mar, bienvenida –me saludó desde el sillón donde estaba con dos pilas de papeles y otras cuatro chicas que supuse que eran mis contrincantes–. Ellas son las otras competidoras –dijo dándome un abrazo–, Lila, Jin, Hanna y Alle –las señaló y las saludé amablemente.

– Mucho gusto –dijeron todas al tiempo. Me senté al lado de Francis y comencé a llenar los papeles correspondientes a la competencia, fueron como mil papeles los que tuve que llenar con todos mis datos y firmas.

La secretaria de Francis nos trajo jugos mientras esperábamos al otro señor de la competencia.

Mi Ponquesito👩‍️‍👨💘🥰: Amor ¿cómo vas?

Yo: Bien amorcito, estaba llenando los papeles y ahora estamos esperando al otro señor de la competencia para salir a cenar.

Dejé el celular en la mesa para prestarle atención a los que decía Francis, pero no pude porque Chris me respondió inmediatamente.

Mi Ponquesito👩️‍👨💘🥰: Bueno amor, que te diviertas. Me avisas cuando regreses al hotel, besos. Te quiero.

– Mar –Francis pasó ambas manos por mis ojos llamando mi atención.

– ¿Ah? ¿Decías algo? –Creo que me había concentrado mucho en los mensajes.

– Si querida –sonrió él–, Miguel nos está esperando en el restaurante –Me disculpé y salimos al parqueadero para ir por al auto de Francis–.

Veinte minutos después llegamos al restaurante. Era muy bonito, con ventanales y de dos pisos. Entramos y un mesero nos mostró la mesa. Al final del restaurante había un acuario grande con miles de peces. Realmente el restaurante es muy bonito y elegante y yo parezco una loca con la ropa que llevo.

– Francis ¿por qué no me dijiste que el restaurante era elegante? Mira la ropa que traigo puesta –lo fulminé con la mirada.

– No te preocupes por eso, mira a todo el mundo ¿ves a alguien vestido elegantemente? –dijo él. Me encogí de hombros y caminamos a la mesa la cual estaba vacía, pero con las cosas del tal Miguel. Nos sentamos y el mesero nos entregó las cartas.

– Hola –saludó alguien detrás de mí.

– ¡Miguel! –exclamó Francis poniéndose de pie y saludó a la persona. Con las chicas nos miramos.

– Disculpa, estaba haciendo una llamada –dijo Miguel. Nos giramos para verle la cara a Miguel y las cinco nos quedamos boquiabiertas a verlo. Es alto, blanco, cabello negro, ojos cafés y el cuerpo en forma y la voz la tiene sexy, es muy guapo el condenado, cuando me llamó pensé que era de la edad de Francis y me equivoqué porque es joven como de unos veinticinco años.

Amor de aeropuerto ¿Destino o casualidad? (Biología Amor #1) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora