Habían pasado dos semanas. Dos semanas desde lo sucedido con el maldito de Jackson, con solo recordar su nombre me dan ganas de matarlo. Ese domingo cuando Christopher se fue tuve una larga charla con mis padres y mi hermano. Yo había decidido quitarle los cargos a Jackson, sé qué pensarán que soy loca, pero no iba a perder energías con eso y además no soy igual que él y quería demostrárselo de esa manera. Al final mis padres aceptaron, pero no sin la condición de pedir una orden de alejamiento a la cual Jackson intentó volársela más de una vez porque según él quería disculparse. El instituto me había regalado esas dos semanas para quedarme en casa y así relajarme y lo que agradecí con el alma. Supe por mi hermano y por las chicas que a Jackson lo habían suspendido definitivamente del instituto y su padre decepcionado de él lo inscribió en un instituto no privado. No me alegra por él, pero sabía que se lo merecía.
La primera semana sin ir al instituto pensé que me haría bien porque después de todo iba a relajarme, sin embargo, no fue así lo peor vino desde ese lunes dos días después del suceso. Ese lunes como cualquier otro día me acosté dispuesta a dormirme, me despedí de mis padres, de mi hermano y de Christopher quien me había llamado para darme las buenas noches; apagué las luces y me envolví en las sábanas y diez minutos después empezó mi peor pesadilla. Me había dormido en un profundo sueño hasta que las pesadillas llegaron a mí recordándome esa noche, todo se veía tan real tan cierto y no solo soñé con lo que pasó, sino que en el sueño Jackson había logrado violarme; lo sentí tan real que me desperté dando gritos y diciendo que me dejara y pidiendo auxilio. Las lágrimas humedecían todo mi rostro y mis sabanas, estaba desesperada que empecé a jalarme el cabello y arañarme los brazos, estaba tan histérica que aun despierta sentía todo tan real. Mis gritos sonaban más desgarradores hasta el punto que perdí el sentido de lo que hacía, me había levantado de la cama sin darme cuenta y salí al balcón y si no fuera por mi hermano me hubiera tirado del segundo piso, media hora después ya estaba tranquilizada por unos sedantes que me había mandado la madre de Chris para que pudiera dormir. Hubiera deseado que las pesadillas hubieran acabado ese mismo día, pero no fue así, cada maldito día de la semana regresaban al quedarme dormido; mi hermano se empezó a quedar conmigo a dormir para cuidarme y así tranquilizarme ya que fueron varias veces que intenté tirarme de mi balcón. Esa primera semana había sido horrible y por eso tuve que empezar a tomar sedantes para dormir hasta sentirme bien, obvio no los tomaba todos los días para no volverme adicta a ellos y también para ver si funcionaban para las pesadillas. Las pesadillas habían disminuido, pero aun así mis padres prácticamente me obligaron a ir a terapia y al final obedecí y debo admitir que eso me ayudó mucho; me medicaron unas pastillas y me funcionaron gracias a Dios, solo las tomé la segunda semana que me había dado el instituto.
Mis amigos me visitaban todos los días después de clases y agradecía eso porque gracias a ellos me distraía. Emma y sus padres habían venido a disculparse conmigo y a agradecer por haber retirado la denuncia y los disculpé porque ellos no eran culpables de tener un hijo demente. Por otro lado, mi hermano estaba feliz porque por fin Emma había decidido darle una oportunidad y se habían vuelto novios, salían juntos por la ciudad y otras veces ella venía a pasar tiempo con él aquí en casa.
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Amor de aeropuerto ¿Destino o casualidad? (Biología Amor #1) +18
Novela JuvenilMarena, es una chica de diecisiete años y prácticamente toda su vida ha pasado viajando de ciudad en ciudad junto a sus padres y su hermano gemelo. Ella nunca ha tenido amigos, no se ha enamorado, no ha probado el alcohol y mucho menos a asistido a...