Poeta errante

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No se por donde comenzar a escribir una carta de despedida y no confundirla con una nota de suicidio.Nunca supe decir adiós sin mirar a los ojos por última vez, llámame masoquista pero quiero llorar porque se que esas lágrimas las recordaré toda la vida, se que te recordaré toda la vida.
Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver, pero es que no conozco otra forma de alejarme de ti. Y tal vez esto sea otro acto de cobardía de mi parte pero que alguien me diga como me voy de dónde pensé que me quedaría siempre, como renunciar a los ojos que me hicieron conocer las estrellas, como decir adiós a las caderas en las cuáles pagué penitencia tantas noches: como irme de los brazos que llamé hogar, d los abrazos que me dieron calma.
¿Pero que me queda si se que sobro? Ese último adiós se atragantaba en mi garganta, como ella que cada noche tenia la costumbre de poblar mis insomnios y hacer que la mujer de turno me supiera a nada. Y que hacer si mi musa ya me olvidó y la que tengo al lado no vale la pena un verso.
Miré mis heridas y decidí darle uso a toda esa sangre, decidí escribirle un poema a esa hija d puta: te amo, y lo haré siempre.

Tequila en Versos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora