Carne para las hienas.

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Nunca se leer tus intenciones, no se cuando tocas la puerta decidida a matarme y acabar de derrumbar las ruinas en las que se ha convertido este corazón que antes latía con esperanza, o cuando simplemente te acercas y me besas buscando refugio.
Así eres tú: letalmente impredecible...y así soy yo, perdidamente enamorado.
Por eso aprendí a quererte así: eres cura y veneno. Te cuido en las noches y te dejo libre en los días, reparo el desastre que hicieron los demás con tu alma.
Yo en ambos casos te espero con el corazón abierto encima de la mesa, es tuyo. Diviértete y juega con el, solo te pido que cuando te vayas si no es mucha molestia vuelvas a dejarlo en el mismo sitio donde lo encontraste.
Entiéndeme, ya he perdido demasiado tiempo buscándolo de cama en cama.

Tequila en Versos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora