Capítulo 18: Pastelfarsa

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Narra Niall:

- ¡Oh! Hermanito estás muy hacendoso hoy. - Comenta mi hermano.

Sólo estoy lavando los utensilios que use para preparar un delicioso pastel de fresas.

- ¿Y se puede saber para quién es el pastel? - Pregunta.

Logro percatar que quiere pasar su dedo por el pastel, pero le doy un rápido palmazo.

- ¡Auch! - Se queja Greg.

- Lo siento, pero no es para ti. - Le reprocho.

- ¿Entonces? - Pregunta.

- Es para Meli. - Sí, es para ella.

Me levante muy temprano, y contando que es sábado, para preparar este pastel de fresas, ya que Meli al parecer estará en cama ¡Pobrecita!

Al menos se endulzara un poco la mañana.

La verdad es que me siento algo culpable, porque yo le insistí para ir a la fiesta. Si no hubiera ido ella, la historia sería diferente.

Greg se recarga en el lavavajillas. - Y ella y tú ya son... - Hace una seña con las manos juntándolas.

Entiendo a lo que se refiere.

- No, ella y yo no somos enamorados. - Si lucho aun para que apenas sea mi amiga.

- ¡Oh! ¡Qué lástima! Si ustedes se ven tan bien juntos. - Comenta mi hermano.

Y así una sonrisa involuntaria toma vida en mi rostro.

- Pero la pregunta es... ¿te gusta? - Pregunta Greg.

¿Me gusta Melissa Brown? Sólo la había visto como una chica que podría ser mi futura amiga.

Admito haberle coqueteado, pero sólo porque así soy yo. Trato de romper el hielo así; además, me siento más confiado haciéndolo.

Pero Melissa es muy linda y últimamente nuestra relación ha mejorado.

No lo sé con exactitud realmente, no lo sé.

- Mejor dame permiso, debo llevar un pastel. - Digo tomando el postre y dirigiéndome hacia la puerta de la cocina que da paso hacia el patio de Mel.

Sus padres me dieron permiso para ir a su casa de esta forma y así el camino no sea tan largo.

Toco la puerta que da paso a la sala de la casa de Meli y sin esperarlo realmente, una eufórica Isabel me da la bienvenida.

- ¡Hola Niall! Me da mucho gusto verte. Pasa por favor. - Me invita a entrar, después de haberme dado un gran abrazo.

- Gracias. - Digo cerrando la puerta atrás de mí.

Ingreso a la casa. En verdad, se parece a lo de los Simpsons a excepción de que no hay colores extravagantes. Sólo caoba y más caoba.

- ¿Cómo está Meli? - Me atrevo a preguntarle a Isabel.

- Bien, bien. Pero sube, no te quedes allí. - Demanda.

Ni siquiera me había dado cuenta que Isa ya estaba en el segundo piso.

- ¡Oh! Claro. - Contesto.

Empiezo a subir las escaleras con el pastel en mano.

Isabel entró velozmente a la habitación. Yo la sigo y sin esperarlo, allí estaban los padres de Meli.

Ellos me miran y una sonrisa se forma en sus rostros, mas Mel sólo tiene una expresión de confusión.

Los tres estaban echados en la cama de Mel.

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