El viernes en la noche, fueron los padres de Laura de vuelta a casa. Me duché, cambie y miré al espejo. Soy rellenito, mi piel es blanca, mi largo cabello es negro de rizos algo esponjosos y mis ojos son de color miel. Así luzco.
Desde las escaleras, divisé a los señores con Laura en medio. La cuál era una mezcla de ambos, pues tenía el cabello y los ojos de su padre y las marcadas curvas femeninas de su madre. Y entonces esos pequeños cielos me miraron, ahí estaba de nuevo...el temblor que me invadía al ser visto por ella, el corazón acelerado como si hubiese corrido una maratón y esa cosa extraña en el estómago.
Termine de bajar y los salude, cenamos y al terminar, ya que estarían un rato en casa nós dijeron que fuésemos al garaje para no aburrirnos. Entramos y ella fue a sentarse. Mierda, todo es más fácil cuando están los chicos. Ni siquiera sé que decirle.
–¿Eso es una corneta? –preguntó.
–Am, si. Aquí es donde mayormente escucho música –dije.
–¿Qué tipo de música te gusta?
–No sabría decirte con exactitud –dije y se levantó llendo hasta la corneta.
–¿Puedo averiguarlo? –pidió permiso para encenderla y ver lo que estaba escuchando. Asentí y al hacerlo se sorprendió.
–¿Bromeas? Esta es mi canción favorita –se emocionó y tomo el control del aire acondicionado como micrófono. Me reí pero entonces sonrió, sonrió de verdad. No como las medias sonrisas de antes, sonrió con alegría. Y yo que pensaba que era hermosa antes...ahora sí que me dejo sin aire...pare de reír, pues alguien en mi pecho me estaba dando fuertes golpes queriendo salir de ahí.
Ella pareció buscar algo hasta que dio con el control del TV, lo tomó y me lo extendió para que me uniera a ella. Negué, pero al final me rendí yendo.
Cantamos a todo pulmón como si nuestra vida dependiera de ello. Si ella supiera lo que yo sentí al cantar aquellas líneas teniéndola de frente sonriéndome...
"Desearía ser lo suficientemente bueno..."
"Desearía que te importara un poco más..."
Medio instituto estaba hechizado por los encantos de Laura, medio instituto estaba loco por ella. Y aunque sé que no hace falta decirlo lo haré, yo formó parte de esa mitad...de la mitad que no pudo evitar caer en amor por esa chica, de la mitad que no pudo evitar soñar despierto con ella.
Después de cantar, nós sentamos a hablar por horas. Ahora, de verdad sentía que el hielo se había derretido al fin. Hablamos de todo y la conversación fluía por si sola. La luz tenue del garaje daba la impresión de estar bajo la luna.
–¿Recuerdas cuando nós conocimos? –preguntó.
–Como olvidarlo...cómo olvidar a la niña de cabello "pálido" que llego a defenderme de los demás –dije y ambos estallamos en risas. Porque sí, antes su cabello era tan rubio, que la única forma en que mi pequeño cerebro de 7 años lo vió fue como un cabello "pálido".
–Ya no está tan pálido –dijo tomando un mechón sonriendo pues con el tiempo perdió un poco el tono blanquecino.
–Sigue siendo hermoso...-dije y ella me miró directamente –Y rubio, sigue siendo rubio –aclaré rápidamente haciéndola reír.
–¿Y que fue del lunar en forma de estrella que tenías en el cuello?-/ –preguntó por aquella marca de nacimiento que nosotros denominamos como "una estrella".
–Sigue ahí aunque, ya no está tan marcada ¿quieres verla? –asintió y aparte un poco mi camisa girando de lado mi cuello para darle un mejor acceso a su vista.
Se acercó y un dulce aroma a vainilla inundó mis fosas nasales, sentí levemente su respiración en mi piel. Cosa que me enloqueció. La miré, su rostro estaba tan cerca del mio. Tan accesible y tan imposible...tan hermoso y tan prohibido.
Me miró, pero no se aparto.
–Sigues poniéndote rojo cuando me acerco...
Trague en seco y di la misma excusa que cuando era niño;
–No, tu te acercas cuando me pongo rojo.
Se acomodó en el sofá quedando cerca de mí.
–¿Te han besado Lucca? ¿Has tenido novia? –curioseo ella y yo me acomode también.
–Si –dije.
–Ya veo –sonrió.
En ese momento la llamaron para irse y antes de salir se acercó y me susurró al oído.
"Sigues sin saber mentir..."
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NO ERES LO QUE CREÍ
Teen FictionLucca; un chico acostumbrado a ser humillado por su cuerpo un tanto rellenito, apariencia "poco agraciada" y personalidad diferente al resto, siendo él y sus amigos considerados como los "raritos". De repente, ingreso una nueva estudiante, posibleme...