18

254 25 1
                                    

–¡¿Que?! –dije al fin.

–Lo que oíste –me soltó y se sentó de vuelta.

–No entiendo, pero si acabas de–

–¿Besarte? Si, acabo de hacerlo –me interrumpió.

Estaba a punto de decir algo cuando se escuchó la puerta principal y entraron nuestros padres y el de ella se la llevó.

Ahora, me sentía extraño....¿Que demonios significaba todo esto? ¿Me besa pero me rechaza? Aunque si soy sincero, esperaba esa respuesta. Ella puede tener al chico que quiera ¿Por qué entre todos ellos, me elegiría a mi? Solo que al momento, de verdad creí que diría que si.

La mañana siguiente, fuí uno de los primeros en entrar al salón. No la vi en los pasillos y no tenía ganas de nada. Solo me senté y pronto llegó la profesora junto con los pequeños demonios. Estaba dando su clase y entregando las notas de la última evaluación, reprobé, otra vez. Soy un genio en matemáticas, física y química, pero soy pésimo en inglés. Cuando sonó el timbre del descanso la profesora nós llamo a Liam, Laura y a mí.

–Liam y Lucca, son los que peor van en mi clase. Han reprobado gran parte de las evaluaciones –Sí, si había algo que Liam y yo tuviésemos en común, a demás de nuestro gusto por Laura era lo malos que eramos en inglés –A fin de mes, tendrán el examen final, si logran aprobarlo podrán pasar mi materia, si no, tendremos un problema. Saben que por las reglas de la institución no puedo dar clases particulares y ahí es donde quiero que entres tú Laura, ¿podrías ayudarlos? Eres la mejor de mi clase.

Laura nós miró a ambos y después sonrió.

–Por supuesto, no se preocupe profesora. Yo los ayudaré.

–Que bien, muchas gracias. Hablaré con el encargado de la biblioteca para que les deje llevar algunos libros y cualquier cosa, avísenme. Ya pueden salir.

Asentimos y Laura salió con nosotros detrás. Ambos íbamos como dos niños regañados. Ella se volteó y nós detuvimos.

–Y bien...¿cuando empezamos? –dijo

La sonrisa que puso hizo que me dieran escalofríos, esto era una mala idea.

–Podria ser en mi casa, en las tardes –sugirió él.

–O después de la escuela en la mía –dije yo.

–Después de la escuela tengo entrenamiento, es mejor en las tardes –dijo Liam mirándome.

–En las tardes yo hago mis demás tareas –dije yo, genial. Ya empezamos con los desacuerdos.

–¿Tienes entrenamiento todos los días, Liam? –preguntó Laura.

–Lunes, miércoles y viernes –contestó él.

–Bien, el Lunes y miércoles en casa de Liam, el martes y jueves en la de Lucca, así ninguno choca y tienen el viernes libre ¿Hecho? –sugirió Laura.

–Hecho –dijimos el y yo al mismo tiempo.

–Empecemos la siguiente semana, nós vemos –dijo ella y dio media vuelta marchándose. Un segundo después, Liam también se fue en otra dirección y yo me quede ahí. Esto no podía empeorar, no me molesta verla pero ¿a Liam? ¡Apesta! Estaba concentrado en mi pelea mental cuando escuché detrás.

–¿Lucca? –Volteé y era la chica de lentes.

–Hola am... –intenté recordar su nombre.

–Emma- me lo facilitó, sonreí y asentí –¿Vas ala cafetería? Podemos ir juntos...si quieres claro –dijo tímidamente.

–Por supuesto, allá me esperan los chicos. Vamos –dije y empezamos a caminar. Primera vez que una chica a demas de Laura me hablaba, se sintió raro pero agradable ya que ella me caía bien. Al llegar, fuimos ala mesa con los chicos quienes también estaban con la gordita y la de rizos. Nós sentamos todos juntos y empezamos a hablar. Nos llevábamos muy bien, miré a los lados buscando inconscientemente a una rubia. La localicé al otro extremo, sentada en la mesa de la esquina completamente sola. Ni siquiera comía, solo miraba la mesa, hasta que sus ojos dieron con los míos. Miró a los chicos y alas chicas, sobre todo ala que estaba a mi lado, Emma, su mirada se detuvo en ella y arqueó una ceja. La salude con una mano y asintió en respuesta. Luego se levantó y salió de la cafetería. Me preocupe. ¿Que tenía? Se veía bastante callada y seria. No comió y eso era extraño ¿Se sentirá mal? Sin pensar me levanté y fui detrás. La encontré caminando lentamente en los pasillos.

–Laura –la llamé y volteó –¿Te sientes bien? –pregunté.

–Estoy bien, no te preocupes –dijo.

–¿Segura? –pregunté de vuelta.

–Si...ve a comer. No dejes a Emma esperando –me sonrió y acarició mi mejilla, luego dio media vuelta y siguió.

¿Emma? ¿Que tiene que ver Emma? No entendía, pero ella no me convencía. Algo tenía.

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora