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Después de eso, ella y yo salimos un momento, desde que había terminado con Laura nós habíamos vuelto más cercanos, estábamos más tiempo juntos y ni hablar de lo que pasó en el campamento. Así que ya era momento de hablar de eso. Al salir, nós sentamos en un banco de madera que había en la entrada.

No sabía por dónde empezar. Ella ya había dicho lo que sentía así que solo faltaba yo.

–Emma yo sé que no debería pero sí, aún sigo enamorado de ella. Es decir, fueron meses, meses en los sentí demasiadas cosas, en los que viví muchas cosas, no podré superarlo por un tiempo ¿entiendes?. Siento mucho si te dí el mensaje incorrecto antes en el campamento, eres mi amiga y no te veo con otros ojos, o al menos no por ahora y odiaría perderte por eso. Lo siento.

Fui completamente sincero. Si hay algo que detesto son las mentiras y en definitiva no le mentiría a ella. La miré, Emma era muy hermosa, tenía el cabello largo castaño, su piel era muy blanca, por eso su sonrojo se notaba con tanta facilidad, era delgada y aunque usaba lentes sus ojos cafés resaltaban.

–Está bien Lucca, no esperaba menos –llevo sus ojos a los míos –Gracias por ser sincero –me sonrió –Y no me vas a perder, siempre estaré aquí para tí.

–Y yo para tí –le prometí también.

Pensé que tendría otra reacción, pero pareció entender a la perfección e incluso es como si hubiese sabido lo que le iba a decir. Al rato llegó mi mamá llamándonos a cenar y entramos, la comida estuvo deliciosa, y el ambiente también. No fue tenso como pensé, Emma seguia cómoda a mi alrededor y eso me alegró.

El lunes en el instituto, todos andábamos recibiendo las últimas notas y boletines. Esta era la última semana, el sábado seria el baile y este año se daría por terminado, dándonos nuestras vacaciones.

Ahora estaba con los chicos en busca de nuestra profesora de inglés para que nós diera nuestra nota final.

–Lucca, el que llegue de último le debe un helado al otro –retó Emma y empezó a correr. Reaccioné, corrí lo más que pude y llegué a su lado justo en la puerta del salón.

–Empate –dije sin aliento.

–Yo llegué primero –dijo entrecerrando los ojos.

–¡Llegamos al mismo tiempo!

En ese momento la puerta se abrió y volteamos, Laura estaba frente a nosotros. Mi corazón se detuvo un segundo, sus ojos azules fueron entre Emma y yo.

No dijo nada, solo siguió de largo.

–Que se jodan –dijo Vianca siguiéndola.

*****

El año escolar termino al fin y ninguno de nosotros reprobó absolutamente nada, yo realmente no tenía ganas de ir al baile. Pero mi mamá me compró el traje, mis amigos insistieron y no me dieron otra alternativa, termine aceptando. David llegó antes a mi casa para alistarnos juntos, cuando nós estábamos poniendo los trajes él se acercó a mi y dijo;

–Lucca, ¿De verdad, no te molesta que le hable a Laura?

–No amigo, no pasa nada –le dije dándole unas palmadas en el hombro, el siguió acomodando su corbata pero yo pregunté algo que muy en el fondo desde hace rato quería saber –¿Cómo está ella?

–Diferente, pero bien. Quedamos en vernos allá –me dijo.

–¿Diferente? –quise saber más, pero mi mamá tocó la puerta.

–Chicos, llegaron los demás. Apúrense –ella junto a mi papá nós llevarían a todos. Entró y nós miró –¡Agh! Estos niños –dijo ayudándonos con la corbata y después volvió a mirarnos –Están muy guapos.

Sonreímos y bajamos junto a ella. En la entrada estaban los demás. Los chicos llevaban trajes negros similares al mio, las chicas tenían hermosos vestidos largos, el de Jessica era rosado pastel escotado, el de Rebeca azul oscuro con mangas y Emma iba en uno blanco de tirantes.

–Vaya, ustedes están relucientes. Se ven preciosas –les dije y sonrieron.

–Tambien ustedes –contestó Emma.

–Se ven hermosos todos, venga, júntense para una foto –nós dijo mi mamá tomando la cámara y nós tomo varias fotos antes de salir.

El trayecto no fue tan largo. Llegamos a un enorme salón, las luces de colores se veían en la ventana y desde afuera se oía la música. Mi papá nós grito un "Diviértanse" y se fueron. Nós vimos la cara y suspiramos entrando juntos. Adentro era espacioso, tenían una gran pista de baile, una barra de bebidas y algunas mesas. Las paredes eran negras y la decoración dorada y plateada, se lucieron, todo estaba impecablemente perfecto. Todos iban de gala, en vestidos y trajes costosos.

Fuimos a una mesa y Mark busco algunas bebidas. No estaba tan mal, después de un rato la música se puso emocionante o eso me pareció a mi, los chicos fueron a la pista de baile y me arrastraron con ellos. No se cuantas canciones brincamos ahí.

–¡No es cierto! –jadeo Rebeca mirando a la entrada, me dí cuenta que casi todos alrededor miraban a esa dirección.

Y al voltear entendí por qué.

Vianca y Laura venían entrando, pero no iban de gala.

Vianca era tan esbelta como una modelo de revista, tenía la piel bronceada, el cabello largo negro y liso con un perfecto flequillo cubriendo su frente, su rostro era fino, ojos grandes verdes y labios bien formados. Era hermosa, eso nunca nadie lo negó, y al lado de Laura, una rubia de rostro asimétrico y de cuerpo perfectamente curvilíneo definitivamente robaron todas las miradas.

Iban en medias de mallas pequeñas, botas negras altas, vestidos cortos ajustados a sus curvas, el de Vianca en rojo con tirantes gruesos y el de Laura en negro con una pequeña abertura en su pierna derecha, llevaban unas chaquetas medianas de cuero negro. Sencillamente era imposible no verlas. Laura llevaba su cabello revuelto en ondas y sus labios rojos. Sonreí. Parecía un acto de rebeldía rompiendo las etiquetas y nadie les negaría lo increíble que lucían.

Ellas caminaron a la barra y se quedaron ahí. Al rato Liam se les unió junto a una chica de vestido dorado que jamás había visto.

–Iré a saludar –dijo David y fue hasta ellos. Nosotros volvimos a la mesa. Después mi amigo regreso y Jessica no aguantó la curiosidad.

–¿Quién es la chica que está con Liam?

–Su novia, se llama Emili.

–¿Novia?¿No estaba loco por Laura? –preguntó Mark y David soltó la risa.

–Al parecer, no de esa forma –dijo con simpleza.

¿No de esa forma? ¡Pero yo lo vi! Vi la forma en que la miraba. Eso no tenía ningún sentido. La noche continuó sin problema y en un momento Laura junto a Vianca fueron en dirección a los baños. La música se puso lenta y Emma vino hasta mi, no se lo pude negar, fuimos a la pista y empezamos a bailar, nós movimos por todo el salón y no me di cuenta que tomamos aquella dirección hasta que oí la voz de Laura, volteé y por primera vez en la noche cruze miradas con ella, de nuevo me miró con esa cosa en los ojos y siguió de largo saliendo del salón.

No me pude contener y fuí detrás ¿por qué demonios me seguía mirando de esa forma? Como si yo tuviera la culpa de todo ¿Y por qué rayos sentía la necesidad de explicarme?

–¡Laura! –la llamé.

–Disfruta el baile Lucca –me dijo sin voltear caminando con Vianca.

–Espera un segundo.

–No tienes que decirme nada, terminamos ¿lo olvidas?

–¡Porque te oí con Liam! –solté al fin y ella volteó –Oí cuando te dijo en las gradas que no te costó nada cumplir la apuesta porque el gordo confió en tí ¿y tú que dijiste? Que eras irresistible ¿no? ¿Eso fuí para tí?

Estoy seguro que mi voz delató que aún me dolía.

–¿Qué? ¡Hablábamos del gordo de la tienda de la esquina!

No...joder, no...

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora