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–¿Quieres que te acompañe? –le preguntó Liam a Laura cuando ya habíamos salido del local después de comer.

–No, gracias. Mi papá me pasará buscando en casa de Lucca, me iré con ellos –informo, él asintió, se inclinó hacia ella y dejo un beso en su mejilla en despedida. En un acto involuntario mi ceño se frunció y repentinamente se espanto mi buen animo.

–Cuídense –dijo la de rizos junto con la gordita yendose en la misma dirección que Liam.

Nós empezamos a encaminar y notamos que la de lentes venia detrás.

–¿Por dónde vives? –le preguntó Mark.

–Pues, vivo en su misma residencia –dijo de forma tímida acomodándose sus lentes.

–¿De verdad? Nunca te hemos visto –dijo Ángel esta vez.

–Por lo visto ella sí a ustedes –dijo Laura refiriéndose al sonrojo que apareció en las mejillas de la chica.

Ellos empezaron a caminar hablando y Laura y yo nós quedamos algo atrás. Ambos en silencio. Al llegar cada uno se dirigió a su casa y descubrimos que la de la chica estaba en la misma calle que la mía. Al final, solo quedamos Laura y yo como siempre.

–¿Todo bien? –preguntó mirándome.

–Si –no la miré y seguí caminando.

–¿Seguro?

–Sí ¿por qué? –pregunte.

–Tal vez porque no has dicho una sola palabra y a demás llevas cara de pocos amigos desde que salimos –me detuve y la miré.

–Bueno, tal vez esta es mi cara. Lamento que no sea como la de Liam –dije de mala manera, sí, no sabía qué tenía. Me sentía de pésimo humor.

–¿Que rayos sucede contigo? No dije eso –dijo en el mismo tono haciendo un ademán con sus manos.

Sí, buena pregunta ¿QUE RAYOS SUCEDE CONMIGO?

–Si, tampoco dijiste nada cuando él te besó –solté sin pensar.

Mierda...

–¿Que rayos? ¡Fue en la mejilla! A demás no eres nadie para reclamarme –dijo pasándome de lado yendo ala casa.

La miré marcharse. ¿Que mierda acaba de pasar? Ella tiene razón, ella jodidamente tiene razón. No soy nadie para reclamarle, yo no soy quién.

Pero, no me pude controlar. Mi boca cobró vida propia, justo como mi cuerpo cuando se trata de ella. Solo, pierdo el control. Y sí, me molestó ¿Él si es quién para besar su mejilla entonces? Me cabreo ¡Estúpido pensamiento! Solo me hizo sentir peor ¿Que hay con los besos y esa cosa extraña que siento cuando estamos solos? ¿Solo soy yo?

¿De verdad no soy quién? ¿Es esto solo un juego? Y sí lo es, pues es uno en el que él único que se esta ilusionando soy yo. Suspire, acomodé mi mochila y empecé a caminar. Al llegar, la encontré recostada de la pared con los brazos cruzados mirando al piso, no había nadie en casa. Saque mis llaves y abrí la puerta para ella, entró en silencio al igual que yo. Joder, esto es muy incómodo. Fue ala sala y yo subí a mi cuarto. Me cambié y me tumbe en la cama, no quería verla, ni a ella ni a nadie, ¡A nadie! Aja si, termine bajando yendo ala sala. La encontré sentada con sus auriculares puestos, la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Me acerqué y me quedé en el marco de la entrada no queriendo interrumpir, se veía tan tranquila. Abrió sus ojos lentamente y levantó la cabeza notandome. Se quitó los auriculares. Nós miramos fijamente un buen rato, como esperando a ver quién hablaba primero.

–¿Nadie? –cedí yo acercándome –¿De verdad no soy nadie? –pregunté con algo de dolor ya delante de ella.

Se levantó y suspiro.

–No quise ponerlo así –dijo suavemente a modo de disculpa.

–¿Cómo entonces? –pregunté.

–Como que no eres mi novio para pedirme explicaciones o algo parecido.

–¿Crees que no lo soy por qué no quiero? –fuí atrevido, pero sincero. Se sorprendió un poco.

–No lo sé...¿Lo quieres?

–Como muchos en el instituto –dije lo obvio. Se rió.

–Tampoco has intentado serlo... –dijo algo aún más obvio mirándome con una sonrisa.

–¿Quieres ser mi novia? –pregunté rápida y nerviosamente.

Sonrió de lado, completamente seductora. Tomó mi barbilla y me dejó un beso posesivo en los labios, algo fuerte pero con un toque de suavidad. Temblé cuando sentí su lengua jugar con la mía ¿Ya he dicho que amo sus labios? Es que mierda, son tan deliciosos. Se apartó y me miró aún sujetando mi barbilla.

–No –dijo simplemente sonriendo.

Espera...¿Que?

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora