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Me quedé mirándola, sin pensar con claridad qué decir. No podría explicar lo rápido que latía mi corazón o lo nervioso que me sentía.

–¿Cómo lo? –pregunté.

–Digamos que omitiste dos detalles; Uno, David no es muy discreto –dijo irónica –Y dos, conozco tu letra.

Tenía razón, ¡Que estúpido!

–¿Por eso al principio no te agradaba? –pregunté recordando las veces en que no mostraba emoción alguna por lo que le dejaba.

–No lo sé, supongo que no me lo esperaba.

–¿Por qué no me dijiste que sabías?

–¿Te habrías detenido?

Lo pensé, pero mirando esos ojos no pude mentir.

–No.

Ella sonrió y se levantó.

–Me habían mandado a buscarte, tu tía está afuera. Estaban terminando de poner la mesa.

Suspire, de nuevo cambió el tema, me levanté y le abrí la puerta sacándonos de ahí y sí, efectivamente estaban poniendo las últimas cosas, saludé a mi tía y a mi primo que tenía mucho que no veía, Julián es dos años mayor que yo y aunque no hablamos tanto siempre nós llevamos bien, a demás mi familia es pequeña y siempre hemos sido solo él y yo.

–Julián, ella es Laura –los presenté.

–Ya tuve el placer, es una chica muy hermosa –dijo él y Laura agradeció amablemente.

En la cena, lo que había hablado con Laura no salía de mi cabeza, no me habrá dicho ¿Por qué le gustaba? ¿O por qué no le importaba? No supe en qué momento faltaban cinco para las doce y de repente todos se abrazaban dándole la bienvenida al nuevo año, después de abrazar a todos llegó el turno de Laura y mio, a penas me acerqué su delicioso olor a vainilla me inundó y la rodeé lentamente con los brazos, hace tanto tiempo que no la tocaba que internamente me estremecí por completo.

–Salgamos a ver los fuegos artificiales –me dijo apartándose.

–Desde la terraza es mejor –la detuve de salir afuera tomando su mano y llevándola arriba.

Y si, los fuegos artificiales adornaban el cielo de forma asombrosa, se escuchaban aplausos y gritos de la gente. Miré completamente entretenido, los colores eran hermosos pero después pose mi vista en ella, hasta su perfil era hermoso, sus ojos iluminandose por los colores y las luces alumbrando sus tan delicadas facciones, y entonces baje la vista notando nuestras manos aún unidas.

Cuando levanté la mirada, ella me veía también.

–Entonces, ¿Por qué no me dijiste? –pregunté.

Soltó su mano y la metió por el cuello de su vestido.

–Porque ibas por buen camino.

Y de ahí sacó el collar que le había regalado.

Lo llevaba puesto...

–Lo traes puesto, llevas el collar que te regale –balbuceó sin creerlo.

Ella se rió y la miré, esos hermosos ojos ya no me miraban con indiferencia, baje la vista a sus labios deseando fervientemente besarlos y sin darle más vueltas, tome su cintura pegándole a mi cuerpo y la besé.

El tacto me hizo temblar, hace demasiado tiempo que no los sentía y demonios, me descolocaron por completo. Sentí sus brazos rodear mi cuello, como había extrañado esto. Al principio fue suave y lento, pero el ritmo aceleró por si mismo volviéndose apresurado pero a su vez preciso. El fuerte cosquilleo que sentí me hizo inmensamente feliz.

–¿Eso significa algo diferente en la actualidad? –pregunté sin aire al apartarme pegando mi frente a la suya.

En ese momento sonó la bocina de un auto y nós asomamos, Liam había llegado junto a Vianca.

–Llegó mi carrusel de las 12 –dijo Laura y tomo mi mano arrastrándome a abajo.

Al entrar, los recién llegados daban el feliz año y en cuanto Liam la vio llegar dijo;

–Venimos por nuestra princesa, una fiesta nós espera.

–La cuidaremos –dijo Vianca.

–¿Por qué no van también con Lucca y Julián un rato? Así se divierten un poco y yo los pasaré buscando después –dijo mi papá.

Vianca no entendió, hasta que Julián; alto, de cuerpo tonificado, cabello negro y ojos azules se asomó a la sala. Se quedaron mirando fijamente sin decir nada y Vianca se acercó a nosotros.

–¿Quién es él? ¿Y por qué no apareció antes en mi vida? –susurró.

–Es el primo de Lucca –contestó Laura.

–Bien, vámonos de una vez, Emili nós espera –dijo Liam apresurandonos.

Al llegar, había una pequeña fiesta, Vianca y Julián se daban miradas todo el rato, fue bastante obvio que se gustaron al instante pero aun no se decían nada. Hasta que Laura lo llevó a la pista y yo a Vianca para después decir "Cambio de pareja" y dejarlos juntos, fue todo lo que necesitaron, pues con sonrisas tímidas y sonrojos empezaron a hablar.

La música cambio a una lenta y llevé las manos a la cintura de mi rubia acercándola más.

–Te extrañe tanto... –le dije con la voz algo quebrada.

–Que bien –dijo con sarcasmo sonriendo.

La miré fijamente, no sabía si era apresurado pero sus ojos me decían que era el momento indicado.

–¿Puedo ser tu novio?

Sonrió.

–Te pateare las bolas si lo arruinas otra vez –advirtió.

–No lo haré –prometí besándola. Estaba seguro de ello, me esforzaré en demostrar lo mucho que ella significaba e importaba para mí. Ella merecía eso.

–¡Volvieron! –gritaron Liam y Vianca al mismo tiempo.

Estallamos en risas y volteamos a verlos. Liam con Emili, Vianca con Julián, todo pareció encajar...

–Te amo Laura.

–Y yo a tí Lucca.

¡FIN!

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora