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–¿Es que siempre tienes hambre? –preguntó David sorprendido.

–¿Comes hamburguesa con ese cuerpo? ¿No sigues una dieta? –preguntó la de lentes y las otras dos la miraron expectantes.

Laura se rió.

–No hago nada de eso. Lo que ven es mi simple naturaleza –dijo orgullosa, las chicas se quedaron boquiabiertas y ella se levantó –Y si David, casi siempre tengo hambre.

–Pues yo me apunto –dijo Liam levantándose –Mc Donalds esta cerca, si ponemos entre todos compramos un combo grande.

Los chicos y yo nos miramos, nós escogimos de hombros y terminamos levantándonos aceptando y a los minutos lo hicieron las tres chicas también. Tomamos nuestras cosas y empezamos a encaminarnos. Al llegar después de pedir nos sentamos en una mesa grande, Laura se sentó a mi lado y Liam frente a ella. No puedo mentir, esto era raro, pero agradable, todos bromeabamos y reíamos con ganas, como si de repente hubiese aparecido una extraña conexión entre todos, hasta con Liam. Estire mi brazo por el espaldar del asiento y Laura aprovechó y se metió debajo de este, acomodándose recostada de mi. Si había una palabra para describir lo que sentía ahora, teniendo su cálido cuerpo junto al mio, sería "Perfección" al rato llego nuestro pedido y mientras comíamos seguímos charlando.

–Laura, ¿puedo hacerte una pregunta? –preguntó la morenita de rizos y esta asintió –¿Cómo es que sabes pelear tan bien?

En ese instante, supe que la pregunta la incomodó, pues se removió un poco y su cuerpo se tensó.

Yo también siempre tuve la curiosidad de eso y aún más al ver su reacción ¿Cuál será la razón?

Laura suspiro y se apartó de mi, todos la miramos.

–Pues, digamos que gracias a esto –señaló su cara y cuerpo –he tenido muchos admiradores pero...también muchos acosadores.

Ahí recordé..."A todos aquí les gusta ver ala chica nueva, algunos de buena manera pero...otros no, así que prefiero evitarlo"

Algo en mi pecho dolió y más aún con lo que dijo a continuación.

–Noté que un par de ellos siempre me miraban y seguían, no le di importancia y lo tome como a todos los demás. Pero, entonces también me los encontraba fuera del instituto, era como si me vigilaran. A demás de los babosos que por general siempre están en la calle, esos que no te dejan ni tomar el bus tranquila –rodó los ojos claramente ante el recuerdo –Aquel par hasta descubrió mi dirección, me dejaban notas y regalos extraños. Me asusté y mis padres también. Así que empezaron a dejarme y recogerme, pero, iban a haber momentos en que no estarían conmigo así que preferí tomar clases de defensa personal por si acaso.

–¿Te hicieron algo alguna vez? –pregunté con miedo y rabia.

–Lo intentaron, pero les patee las bolas y me escapé. Lo mejor que pude hacer fue tomar esas clases, mis padres tomaron cartas en el asunto y al final, no fue más que un susto.

–¿Por eso se mudaron? –preguntó Mark.

–Si, aunque ya no pueden hacerme nada, preferimos evitar cualquier otro incidente y nós marchamos.

Todos nos quedamos en silencio sin saber qué decir, como analizando nuestros pensamientos.

–Siento mucho lo que pasaste...y si alguna vez te he hice sentir incómoda, me disculpo –dijo Ángel.

–Yo también –dijeron Mark y David.

Claramente pensando en esas veces en las que la observábamos sin pensar en cómo se sentiría con ello. Hasta yo me sentí repentinamente mal.

Ella sonrió y comió algunas papitas.

–No se preocupen, no lo han hecho –miró a Liam quién había permanecido en silencio –Liam, estoy bien. No fue nada grave.

Le aseguró, lo miré, tenía el puño cerrado y la mandíbula apretada notablemente cabreado sintiendo la misma impotencia que todos. Asintió y se relajó cuando ella le habló. Los dos se miraron, era como si se hablaran con la mirada. Noté que además de esa extraña conexión que vi entre ellos en la cancha, podría haber algo más. Era como si ambas miradas a demás de gritarse también ocultaran algo.

Ahora, yo sentía tantas cosas distintas y no sabía a cuál escuchar. Impotencia por lo que ella había vivido, celos por no compartir esa compatibilidad que veía con Liam.

Ella, lo miraba de la misma forma que a mi...y eso me asustó.

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora