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Después de hablar por unos minutos, entraron los adultos ala sala y nós preguntaron qué queriamos de cenar ya que ellos iban a comprar alcohol y aprovecharian. Le dijimos que pizza y salieron poco después, solo nos sentamos a ver programas y películas uno al lado del otro, riendo y hablando sobre lo que veíamos. Cuando los adultos llegaron, nós dieron nuestra cena y ellos se quedaron poniendo música mientras hablaban y bebían. Poco después, ya que la música estaba muy alta y el alcohol les empezaba a hacer efecto, Laura y yo fuimos a su habitación. A penas la puerta se cerró detrás de mi, me puse nervioso.

–No tengo videojuegos como en tu garaje –dijo en modo de disculpa por no tener entretenimiento –Pero sí de mesa.

Nós sentamos en el piso a jugar ajedrez y en menos de lo que canta un gallo me había ganado con un perfecto jaque mate. Me levante quejándome pues nunca antes me habían ganado y menos tan fácil. Ella solo se reía de mi.

–Eres un mal perdedor, acepta tu derrota –me dijo orgullosa.

–Juguemos de vuelta en una semana a ver quién gana –reté a una revancha y ella asintió sonriendo. Me recosté en su peinadora y mire alrededor –Tu cuarto es muy lindo, va contigo –la combinación era entre negro y azul pastel, su dos personalidades en colores. Se levantó y se paro delante de mi.

–Gracias, Lucca...hay algo que quiero saber de tí.

–Tú solo pregunta –dije dispuesto a aclarar cualquier duda.

–¿Por qué me mentiste cuando pregunté si habías tenido novia –curioseo acercándose más.

Excepto esa.

–No lo sé...fue como una respuesta automática. A demás, no pensé que me descubririas –dije una parte de la verdad.

–¿Por qué siento que hay algo que no me quieres decir? –me pillo otra vez, pero sí había algo.

"QUE ME GUSTAS MUCHO" gritó mi mente y me puse más nervioso, ya estaba muy cerca.

–Nada que deba ser dicho por ahora... –susurré, sonrió y sus brazos rodearon mi cuello.

–Bien, porque ya no quiero hablar más –susurró sobre mis labios.

–¿Y que quieres hacer hermosa? –pregunté llevando mis manos a su cintura.

–Descúbrelo... –retó con una sonrisa mirándome los labios.

Una clara indirecta y mis labios se apoderaron de los suyos.

Solo los había tenido una vez, pero de verdad extrañé sus labios. Solo los había sentido una vez, pero de verdad extrañé su suavidad. Solo los había probado una vez, pero de verdad extrañé su dulzura.

Me encontraba cautivado por la forma tan precisa en que se deslizaban sobre los míos, por la forma lenta en que me permitía disfrutar de sus labios. De la nada, sentí su lengua pasar por la abertura de mis labios, como pidiendo permiso para entrar, el cuál se le fue concedido en seguida. Mi cuerpo actuaba por si solo ante ella. Su lengua tocó la mía y sentí un extraño pero agradable cosquilleo, se apego más a mí cuerpo, su lengua recorrió cada rincón de mi boca y después pareció pelear con la mía. Mi piel se erizó y dio una juguetona pero suave mordida antes de apartarse. Me dejó sin aliento, me costó un momento recuperarme.

Se rió de mi expresión, ya que medio sacudí la cabeza cerrando los ojos unos segundos para reaccionar.

–¿Y tú qué hiciste hoy? –preguntó aun con sus brazos en mis hombros y mis manos en su cintura.

–Nada fuera de lo normal, mañana me reuniré con los chicos en la tarde ¿tú qué harás? –pregunté.

–Pues... –antes de contestar, sonó su celular. Quito sus manos de mi y lo saco del bolsillo de su falda, texteo rápido y lo puso detrás de mi en la peinadora. Cuando lo hizo, acercó su rostro y entonces ese olor a vainilla me inundó otra vez. No lo pude evitar y lo respiré hondamente, en verdad olía delicioso –¿Te gusta mi perfume? –preguntó con una sonrisa al haber notado mi acto.

–Me encanta, hueles muy rico –dije entrelazando mis manos en la parte baja de su espalda, rehusandome a dejar de tocarla.

–Gracias, déjame oler bien el tuyo –pidió y eché a un lado mi cabeza dándole el acceso que pedía. Acercó su rostro y respiro en mi cuello tal como yo lo había hecho. Sentir su respiración allí, me dejo aún peor. En ese momento oímos pasos y la voz de nuestras madres acercándose. Nós apartamos rápido y nós tumbamos de vuelta al piso con el ajedrez. Entraron, dieron una vista general y después se salieron.

Nós vimos las caras y enseguida nós empezamos a reír.

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora