Tenía miedo de que todo con Emma se volviera incómodo, pero no fue el caso. Seguimos como si nada hubiera pasado. Liam en ningún momento se nós acercó, a penas y nós saludó y aunque definitivamente tampoco lo quería cerca, me pareció curioso. Hoy era jueves, mañana saldríamos de vuelta muy temprano. En la mañana solo jugamos un poco a carreras y esas cosas, en la tarde decidimos que sería una buena despedida meternos a la piscina y se nós fue concedido, así que estuvimos horas ahí. Ver como los chicos cargaban a las chicas para meterlas al agua fue muy entretenido para mi, después de la cena, quisimos disfrutar de la cálida fogata por última vez. Aunque hubieron intentos fallidos de parte de casi todos, al final se logró e hicimos lo mismo que la última vez.
Después de una buena hora, decidimos que era suficiente pero nós quedamos rondando el lugar en pequeños grupos antes de dormir, Mark se fue con Rebecca y dijo que el la acompañaría después, Jessica se fue junto a David y Mark jugando piedra papel o tijera para ver quién se comería un dulce que tenían guardado y de nuevo Emma y yo. No me molestaba, pero era extraño ser cercano a ella tan de repente. Cuando íba camino aconpañandola a su cabaña, vimos una estrella fugaz. Nós detuvimos y empezamos a buscar los celulares como locos por si volvía a pasar, esperamos un rato pero nada.
–¿Qué es eso? –preguntó ella mirando a la nada. Seguí su mirada.
–Luciérnagas. Quedémonos quietos, tal vez se acerquen –dije y nós quedamos unos minutos como unos robots aguantando la risa, estábamos por rendirnos cuando nós empezaron a rodear. Y Wao...era impresionante y realmente hermoso.
Entonces volteé y ella miraba todo de la misma forma, estábamos asombrados. Cuando empezaron a irse, nós movimos al fin. Ella me miró y de repente soltó una risa.
–¿Qué? –pregunté riendo también.
–Tienes algunas en el cabello –dijo riendo, se acercó y con su mano empezó a sacudir con extremo cuidado mi cabello. Hasta que terminó, pero no se apartó, estaba muy cerca...demasiado.
–Perdón Lucca –me dijo.
–¿Por qué? –no entendí.
–Por esto... –dijo y me besó.
Me quedé paralizado unos segundos, demasiado impresionado al sentir sus labios en los propios, cuando me permití reaccionar, la aparté suavemente.
Estaba por decirle que esto era demasiado apresurado cuando alguien cerca gritó "¿ALGUIEN HA VISTO MI ZAPATO?"
No nós pudimos aguantar y estallamos en risas, sí, vaya momento.
No pude dormir en toda la noche, no pensé nada con exactitud, mi mente divagaba en muchas cosas. En lo que sentí y en lo que no.
Emma era realmente perfecta, pero mi corazón no podía soltar aún a su primera dueña.
En la mañana, partimos muy temprano de vuelta. Esta vez, fuí yo quién se durmió en el camino. El autobús nós dejo en el instituto, cada quién tomo sus cosas y nós encaminamos a casa. Estábamos agotados, solo quería llegar y tumbarme a dormir. Al llegar a la residencia uno a uno se fue a su casa. Iba enredado con los bolsos que traía y cuando levanté la vista a mi casa vi un cabellera rubia, me detuve en seco. Laura estaba en la entrada.
–Buenos días –dijo cuando llegué a su lado.
–Buenos días –respondí. Saque mi llavero, pero mis manos temblaban tanto que me costó encontrar la llave.
–Te extraño Lucca... –dijo de repente.
Yo también, pero esto ya no puede ser...pensé.
–Estoy cansado Laura ¿que haces aquí? –dije evitando su mirada.
–¿De verdad terminará así? –ignoró mi pregunta –Quiero solucionarlo, pero ya estoy cansada de pedirte que hablemos.
–¿Entonces por qué lo haces? –dije volteando a verla y me estremecí al ver sus ojos –Ya sabes cuál es mi respuesta.
Ella sonrió con pesar y miro a un lado encogiéndose de hombros.
–Quise intentarlo una última vez... –dijo volviendo su vista a mi.
Me quedé mudo...¿una última vez?
En ese momento la puerta de mi casa se abrió revelando a mi mamá con una bolsa.
–Siento haberte hecho esperar Laura –se detuvo notando mi presencia –Hijo, que bueno que llegas, te prepararé una buena comida –me dijo pero yo seguía sin moverme, no podía –Ten Laura, dile a tu mamá que me llame más tarde. Cuídate mucho –dijo extendiéndole la bolsa a Laura, y tomando mis bolsos entrando mientras me llamaba. Asi que, por eso estaba ahí.
–Con gusto –respondió ella sonriendo y tomando la bolsa –Que tenga buen día –se despidió de mi mamá y volvió la vista a mi.
No podía descifrar lo que veía en sus ojos, estaban...diferentes, nos miramos por unos segundos que se me hicieron infinitos, quería decirle tantas cosas, pero mi boca seguía sin ceder. Hasta que ella habló.
–Adiós Lucca...
Dio un paso atrás y se marchó.
Mi pecho empezó a doler con intensidad a medida que se alejaba, sentí la necesidad de ir detrás y repentinamente me dio miedo, miedo por su mirada, miedo por sus palabras.
Algo me dijo, que su Adiós fue definitivo...
*****
Hoy miércoles, le harían la prueba en el equipo de ajedrez para ver si nós acompañaría o no al torneo del viernes. El equipo junto a los profesores, fuimos a un salón vacío, estábamos cuadrando con quienes ella jugaría primero, yo, por ser el mejor sería el último. Si ella me gana quedará fácilmente y sin dudar en el equipo, si no, dependerá de lo que digan los profesores. Minutos después, entro al salón. Ni siquiera sé molesto en mirarme, solo fue directo a la mesa que tenía el tablero y empezó a jugar. En cuestiones de pocos minutos, les ganaba sin ningún esfuerzo a mis compañeros. Hasta que llegó mi turno.
–Tienes potencial, si pierdes contra nuestro jugador estrella te daremos la oportunidad de elegir si quedarte o no, pero si ganas. Definitivamente irás al torneo con nosotros –dijo nuestro profesor y ella asintió.
Suspire y me senté frente a ella, él juego empezó enseguida, pensaba con extrema cautela cada uno de mis movimientos y no había levantado la mirada, pero en un momento mientras ella pensaba lo hice y por un segundo, olvidé todo.
Ella aún llevaba el collar.
–Tu turno Lucca –me dijo el profesor haciendome reaccionar.
Intenté concentrarme de vuelta, pero me costó un poco. Aturdido, hice un par de jugadas sin pensar, ella aprovechó y empezó a dejarme sin movimientos, quemé mis neuronas pensando, si se equivocaba al menos en una jugada yo podría tomar ventaja, pero era poco probable, sus movimientos eran precisos y estaba por ganarme así que empecé a jugar como loco sin pensar cuando de repente...
–Lo siento, perdí. No iré –dijo y se levantó saliendo del salón.
¿Qué? No era posible, mire el tablero e hice un análisis rápido. Sí, efectivamente le había ganado sin darme cuenta. Vi sus piezas, ella había ignorado una buena jugada.
Tome mi mochila y fuí detrás, la encontré caminando en el pasillo.
–¡Laura! –la llamé y llegué hasta ella.
Volteó sin decir nada.
–¿Por qué lo hiciste? Tenías todo a tu favor ¿por qué me dejaste ganar? –Ella definitivamente perdió a propósito.
–Parece importarte más a tí que a mi –dijo encogiéndose de hombros –Cuídate.
Dio media vuelta y siguió su camino. De nuevo tuve la misma sensación extraña que cuando la vi en mi casa.
Algo no encajaba.
El resto de esa semana a penas nos cruzamos. El viernes, teníamos una prueba física en deporte y el profesor se puso a hacer grupos en parejas para la actividad. Nadie creía lo que veía, Laura quedó con Vianca.
Definitivamente, algo aquí pasaría.
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NO ERES LO QUE CREÍ
Teen FictionLucca; un chico acostumbrado a ser humillado por su cuerpo un tanto rellenito, apariencia "poco agraciada" y personalidad diferente al resto, siendo él y sus amigos considerados como los "raritos". De repente, ingreso una nueva estudiante, posibleme...