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Auriculares puestos, celular en mano. Así entró Laura caminando lentamente, pero no fue eso lo que nós dejó sorprendidos.

Su cabello estaba más corto, a la altura de sus hombros, revuelto con leves ondas y mechones en la parte de abajo azules, sí, azules, tal como sus ojos. Se notaba que se había ejercitado, pues su cuerpo estaba más tonificado que antes, se veía aun más hermosa ¿acaso eso era posible? Segundos después, llegó a su lado Vianca quién llevaba mechones rubios, justo como él cabello de Laura y la rodeo con su brazo, Laura se quitó los auriculares, guardo su celular y la miró. Siguieron su camino seriamente sin mirar a nadie con exactitud, más adelante se les unió Liam y salieron de nuestra vista, sin siquiera voltear.

–Vaya, las cosas han cambiado por ahí –dijo Ángel.

–Y se ven geniales –añadió Jessica sinceramente.

Suspiramos y seguimos con el día, al igual que la otra vez, solo estaban dando la bienvenida, programas y todo eso. Pero esta vez, ninguno de ellos tres estaba en nuestro salón, se habían cambiado. Era una clara directa de parte de Laura diciéndonos "No quiero verlos".

Así pasaron las primeras semanas, Laura nunca nós miró, ni siquiera por accidente, si no andaba con Vianca se la pasaba sola por los pasillos, si nós topabamos seguía de largo ignorándonos, solo la miraba de lejos. Era tal como al principio, no existíamos para ella, solo que ahora con completa razón.

En noviembre, era su cumpleaños. Mi mamá estaba insistiendo que me alistara para ir a festejar con ella y darle un regalo, y aunque ya había esperado lo suficiente, me invadió el pánico de tenerla de frente de nuevo.

–Yo no creo que ella quiera verme mamá –le dije sentándome en la cama.

–Pues yo no la creo capaz de correrte –dijo con sarcasmo sentándose conmigo.

–Tal vez no con palabras.

-Hijo, ¿Qué fue lo que pasó?

–Lo arruine mamá, arruine todo con Laura –dije cabizbajo.

Ella levantó mi barbilla y habló mirándome a los ojos;

–¿Y te disculpaste? –negué con la cabeza –Eso es poco caballeroso de tu parte –regañó –Te aseguro que así no vas a arreglarlo, no ganarás más que su indiferencia si sigues escondiéndote y huyendo. Es tu decisión hijo.

Se levantó y salió de mi habitación. Dejándome una maraña de pensamientos y sentimientos, ya sabía lo mal que se sentía la culpa y el sabor amargo que dejaba ver cómo me había vuelto invisible para ella, así que mi mamá tenía razón, ya era hora de disculparme o de intentarlo al menos.

Al llegar a la casa de Laura me invadió el pánico otra vez, pero ya estaba ahí y no podía hacer más que encarar la situación. Aunque si ella me dijese que no quiere hablar, me haría a un lado para no estropear su cumpleaños. Entramos y sus padres nós saludaron en la entrada, no había una "fiesta" como tal, sus padres estaban haciendo un parrillada, había música y no mucho más, solo estaban ellos y ahora nosotros.

–Y, ¿dónde está la cumpleañera? –preguntó mi mamá, ya que no la veíamos por ningún lado.

–Esta por llegar, salió con sus amigos en la tarde –nós dijo su papá.

Mientras ellos se encargaban de todo eso, yo iba ayudando en lo que me iban pidiendo y pasado un rato fui un momento al baño, al salir, su mamá iba pasando y me dijo;

–Lucca, ya llegó Laura. Está en la sala –asintió con su cabeza a la dirección y siguió su camino.

Presa de la cobardía me metí de vuelta al baño, me eché agua en la cara en un intento de disipar mis nervios y después de repetirme cinco veces en la mente "Tú puedes" salí al fin. Me asome con cautela en la sala y oí voces, pude distinguir que una era de Liam y otra de Vianca, suspire pero antes de entrar oí pasos a mi dirección, me quedé quieto. Liam y Vianca venían saliendo y me vieron.

–Vaya, miren nada más quién está aquí –dijo Vianca.

–Déjalo en paz –dijo Liam sacando a Vianca y antes de irse volvió a mi y me dijo –Laura ya no es la misma y como arruines su día, te pateare el culo –amenazó y se fue.

Respire profundamente y entré a la sala, mi corazón explotó en cuanto la vio sentada en el sofá con las piernas cruzadas, en un vestido corto ajustado negro en cuello de tortuga, una chaqueta de cuero marrón del mismo color que sus botas bajas, su cabello estaba semi recogido en media cola y sus labios de color ladrillo. Ya estarán hartos de leerlo pero, lucía preciosa. Revisaba su celular y no me notó hasta que hablé.

–Hola Laura –levantó la vista, no respondió, solo me miró y noté que Liam tenía razón, ella ya no era la misma, sus ojos azul cielo me lo estaban gritando. Había cambiado –Am, feliz cumpleaños –dije reaccionando extendiéndole el regalo.

Lo miró y pareció analizarlo unos segundos.

Me tensé.

Hasta que al fin soltó el celular, suspiro y lo tomo.

–Gracias.

Respire aliviado, pero solo por un segundo.

Ni siquiera lo miró, después de tomarlo lo dejó a un lado y volvió su atención al celular.

–Laura, ¿podemos hablar? –pregunté con miedo.

Ella levantó la vista nuevamente, puso su celular en sus piernas y extendió los brazos por el sofá.

–Vaya, se han invertido los papeles, recuerdo que antes era yo la que lo decía –dijo con ironía.

–Por favor, necesito disculparme contigo –pedí nueva y pacientemente.

–Entonces, ¿te disculparas por qué necesitas liberarte al fin de eso y no por qué yo lo merezca? –preguntó con aún más ironía levantando una ceja.

–No, no es eso. No lo quise poner así –dije rápidamente. Sonrió burlona.

–Me da igual, no es necesario. Disculpa aceptada –dijo con desinterés.

Suspire y volví a intentar otra vez. Merecía esto y mucho más.

–Por favor.

Se levantó y camino saliendo de la sala, la miré. Se detuvo en la puerta y me hizo una seña con la cabeza para que la siguiera. Lo hice, y fuimos a su terraza.

–Te escucho –dijo cuando llegamos. Solté una bocanada de aire y empecé.

–Bien, tienes razón en todo lo que dijiste en el baile. Soy un cobarde, arruine las cosas de la peor manera, no fue esa la forma de manejarlo y te lastime, siento mucho lo que te hice, no debí juzgarte ni tratarte así. A penas escuché eso me inunde de miedo, es decir, mírate ¡Eres perfecta! Y estabas con esto –me señale a mi mismo –Yo no estaba a tu altura y por eso huí, pensar que fue una apuesta fue mucho más creíble para mi, fue muy idiota de mi parte, lo sé, y respecto a Emma no es lo que crees, jamás la pude ver de esa forma porque nunca dejé de quererte a tí, eras la única para mi y lo sigues siendo. Lamento tanto haberte mirado, tratado y señalado de tal forma, perdoname.

Escuché su suspiro y levanté la vista, nós miramos fijamente en silencio.

–Podría responderte tantas cosas pero en su lugar te lo mostraré.

Se acercó y desabrochó su chaqueta, no entendí, hasta que lo noté al fin.

Ya no llevaba el collar...

–Lucca, tú no confiaste en mi en absoluto, de haberlo hecho habrías al menos dudado. Fue un malentendido, lo entiendo, créeme que ya esta perdonado y te aseguro que no hay rencores. Pero, yo ya no necesito ni quiero esto –nós señaló a los dos –Debiste explicármelo antes, ya es tarde.

Dio un paso atrás y se marchó.

Me quedé ahí analizando que, la había perdido.

NO ERES LO QUE CREÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora