Capítulo 2

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Llegó el lunes y la alarma sonó a las 6 de la mañana.

-¿Que hora es? - Dijo Tori con todos los pelos en la cara.

-Son las seis de la mañana.

-¿Y a qué día estamos? - Secundó totalmente desorientada.

-Lunes. - Resopló. - Me voy a correr, ¿te vienes?

-Estas loca, tú y tu manía de correr por las mañana. No gracias, prefiero ser como la mayoría de la población mundial. - Le hice una mueca y cogí mis cosas. - Levántame para el Instituto. - Sentenció durmiéndose otra vez.

Me vestí con mallas y top negro, me recogí el pelo en una cola alta y colocándome los auriculares salí a correr por las calles aún desiertas. Me gusta correr, liberar cualquier tensión o simplemente despejarme para comenzar un nuevo día, no todos entienden mi "raro" hábito, pero no me importa.

Cuando más concentrada estaba, un chico de una cuarta más alta que yo con sus auriculares y su vestimenta deportiva me empujó bruscamente al invadir mi camino, haciendo que cayera al suelo. Tardé unos segundos en darme cuenta de su ignorancia y soltándole un "eh, ten cuidado" me levanté del suelo. Ni se molestó en mirar, pero no me iba a quedar quieta, y Alexandra María Jones Ramírez iba a hacer justicia con ese empuja-corredoras. Comencé a correr lo más rápido que pude pero había desaparecido.

Aún con la luz de las farolas encendidas llegue a casa hecha un basilisco.

-¿Se puede saber que te ha pasado?

-Un chico me ha empujado y tirado al piso.

-No te habrá visto cariño. -¿Como es que estaba tan tranquila?

-Sé cuando una persona me ve mamá, y él me vio realmente.

-Bueno cariño, no se, la gente es muy cruel, tu dúchate, cálmate y prepárate ¿vale? Yo despertare a la marmota que tienes por amiga.

Mi precioso día se fue al suelo igual que yo, pero no acabó ahí, siguió decayendo. La ducha me tranquilizó un poco, pero nada me iba a salvar de lo que me esperaba en el Instituto. Salí de la ducha y Tori no estaba en la habitación, me tiré en la cama y encendí el móvil. Había quedado conmigo para ir juntas al Instituto en el sitio de siempre, así que abrí dispuesta a que mi outfit no fuera un punto más en esta cadena de desastrosos sucesos. Recogí mi pelo en una cola alta y metiendo los libros en la cartera salí de mi habitación. Despedí a mi madre y al abrir la puerta me encontré a la loca de mi mejor amiga aporreándola y señalando la antigua casa de la señora Chester.

-¿Que te pasa Tori? ¿Otra vez te ha dado reacción el champú?

-Que graciosa, solo pasó una vez. Y no, ¡mira!

Señaló a la acera de la casa en la que aparcado había un bonito Audi negro de esos muy brillantes y nuevecito con asientos de cuero y olor a pino. Ambas respiramos hondo imaginándonos ese magnífico olor. No era muy común ver coches en este barrio, se veían más autos con 14 años ya en sus motores.

-Es bellísimo.

-Es muy bonito si, pero venga que llegamos tarde.

Cogí a mi amiga de su delgaducho brazo y nos dirigimos al tren. Llegando al Instituto temía que pasará lo peor, siempre que sentía que algo iba a ir mal pasaba. Y si, puede que sea psicológico, pero a mi me parecía muy real. Pero al abrir la puerta, todo parecía normal, la gente ya se reunía a lo largo del pasillo en sus grupos y pandillas. Los del equipo de fútbol charlando, más bien, tonteando, con las chicas súper ultra rosa, denominadas así por nosotras y por vestir Rosa, brillante y estar exageradamente maquilladas. El grupo de los inteligentes hablando sobre el Campeonato de Economía se encontraba cerca de la fuente, algunos ya se peleaban con sus taquillas oxidadas por los miles de años que llevaban ahí y otros repartían propaganda de nuevas actividades.

-Bienvenidas, el club de lectura es para todo lector curioso.

-¿Te gusta pintar? Apúntate a las clases de arte.

-¿Interesado en saber que pasa en nuestro Instituto? El periódico del Colegio es para ti.

Cuando ya casi teníamos todos los folletos en nuestras manos, llegó algo inesperado.

-¿Cheryl? ¿Estas... Repartiendo folletos? - Preguntó sorprendida mi mejor amiga.

-Es de las Valkirias. -Cogimos uno cada una mientras explotaba una pompa de chicle Rosa.

-¿Estas diciendo que cualquiera puede entrar en el equipo de animadoras? - Mis ojos se iluminaron, siempre me había gustado serlo, desde pequeña le di la lata a mi madre pero nunca me apuntó.

-No, pequeña ilusa. La directora me ha obligado a repartir estos folletos. Por lo visto todo el mundo tiene derecho a demostrar que valen, pero no todos tienen el valor de entrar y de eso me encargaré yo.

-Vaya, tiene que ser durísimo bajarse de ese podio tuyo para hablar con plebellos -Ironizó mi amiga de brazos cruzados, creo que no hace falta decir que, si de por si es insoportable, menos la traga Tori.

-Habrá una prueba física, tendrán que sorprenderme, y nadie lo hace. Ahora aparta.

Con un movimiento de su cabello rojizo pasó empujándonos a ambas.

-Ya decía yo que esa no haría nada caritativo ni aunque su vida dependiese de eso.

Mientras Tori ponía a esa chica de vuelta y media yo observaba detenidamente el folleto de las Valkirias que tenía entre mis manos. Los padres de la pelirroja eran muy fans de cierta serie, tanto que se comportaron como tales consintiendo en todo momento a la "pequeña Cheryl". Aportaron económicamente una exagerada suma de dinero, y formaron las Valkirias para que su hija fuera la líder y seguir sus pasos. Algo que me parece odioso por su parte, consintiéndola tanto... Con el tiempo, la chica de cabello rojizo y mirada penetrante ha llegado a resultar casi idéntica al personaje. Y me daría pena de verla siendo algo que lo mismo no habría sido, pero trata a todo el mundo como caca de paloma, así que no me duele tanto.

En la siguiente hora apareció uno de los chicos que faltaban el día anterior, se sentó atrás y las chicas fueron a por su próxima víctima.

-Pobre chico, ya va a ser historia. -Dijo Tori mientras me fijaba en él, y no, no podía ser.

-Espera, ¡Tori no!

-Que Alex, ¿que?- Me cogió de los hombros y me zarandeó- Habla chica.

-¿Te acuerdas de aquel chico del que te hablé?

-¿"Él" chico? - Asentí. - Ajam, ¿qué pasa?

-Pasa que es ese mismo.

-¿Quien?

-¡Ese! - Señale al chico que estaba rodeado.

-¡Ve y háblale!

-¿No crees que esta un poco... Ocupado?

Ambas miramos como este intentaba pedir auxilio con la mirada, mientras las chicas le hacían preguntas de todo tipo.

-Eso acabará en cuanto... -La puerta se cerró de un portazo, lo que hizo que todos mirásemos hacia delante.- ... Cuando ella entre.

-Todos sentados y en sus respectivos asientos. ¡Y silencio! Pasaré lista y levantareis la mano, nada de hablar.









Muchas gracias por comenzar a leer esta historia, espero que te guste y la disfrutes. Actualizare los viernes, hasta entonces, muchos besos 😘

- carcueru~🐢

El idiota que tanto amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora